sábado, 23 de diciembre de 2017

La Iglesia, a buen recaudo con Joseph Ratzinger, Benedicto XVI



Habemus papam (Hay papa; tenemos papa). Un enorme regalo ha recibido la Iglesia al contemplar cómo Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, uno de los más grandes teólogos de la Historia de la Iglesia y una de las grandes columnas de la Iglesia de nuestro tiempo se ha convertido en el nuevo papa de la cristiandad fiel a Pedro. El nombre elegido por Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe durante el papado de Juan Pablo II, se retrotrae a Benedicto XV. Este papa, que había sido el papa de la paz, afrontó con una grandeza de espíritu encomiable la terrible I Guerra Mundial. Inconcebiblemente quedó apartado del  Tratado de Versalles, del que, por cierto, criticó su sectarismo y vaticinó lo que luego sucedió.


Benedicto XVI es un hombre de enorme profundidad espiritual que conjuga sencillez, cordialidad, humanidad, inteligencia, humildad, sabiduría y austeridad, todo a una. Su sólida formación intelectual y su impresionante capacidad de trabajo empequeñecen a los estigmatizadores y etiquetadores de siempre, dispuestos colgar al precio que sea la coletilla de turno: ultra, conservador, tradicionalista ... todo vale para esta gente si se te ocurre cruzarte en sus planes revolucionarios.

Benedicto XVI molesta porque el otrora cardenal Ratzinger ha sido la bestia negra de los jesuitas “progresistas” (progreso = socialismo). Ahora dicen que no eran marxistas, pero lo fueron y lo siguen siendo. Mano a mano con Juan Pablo II, Benedicto XVI tuvo que encargarse de amonestar las disparatadas congregaciones generales de los jesuitas, en las que se apostaba por los Cristianos por el Socialismo, la teología (?) de la liberación, las iglesias populares rebeldes, el liberacionismo vascosalvadoreño, etc. Ratzinger se mantuvo firme en la defensa del papel central de la fe y de la espiritualidad ignaciana de la Compañía. La verdad es que el nuevo papa hizo todo lo posible para sostener a una Compañía de Jesús en auténtico proceso de despedazamiento protagonizado por un general de la Orden, Pedro Arrupe, auténtico “tonto útil” del socialismo internacional.

La causa del comunismo internacional, los canales de propaganda del socialismo internacional, Moscú, el Kremlin, la Alianza del Rin, la KGB, la Habana, los sandinistas, el Frente de Liberación Farabundo Martí, el CELAM, el CEFAL, IEPALA, PAX, la UCA, CIDOC, IDOC, MAPU, ETA, PNV, Cristianos por el Socialismo, Comunidades Populares, la iglesia popular salvadoreña, los cristianos allendistas, las juventudes comunistas chilenas, la Internacional Socialista, la Escuela de Frankfurt, Gustavo Gutiérrez, Hélder Cámara, Gonzalo Arroyo, César Jerez, Leonardo Boff, Karl Rahner, Ernesto Cardenal, Ellacuría, Sobrino, … todos, todos, remaron con fuerza para llevar a la Iglesia a un pozo al que nunca cayó gracias a los haceres de, principalmente, Juan Pablo II y el cardenal Ratzinger. A Benedicto XVI debe buena parte de la parroquia católica hispanoamericana el aprendizaje del Evangelio según san Juan/Mateo/Lucas/Marcos y no según san Karl/Leon/Vladimir/Iosiff (Marx/Trotsky/Lenin/Stalin). 

Bendicto XVI ha sido autor de diversas instrucciones contra la teología (?) de la liberación y un perfecto conocedor del espantoso mundo al que el comunismo condenó durante medio siglo a Europa Oriental. Juan Pablo II reconoció su capacidad profética por sus famosas Instrucciones de 1984 y 1986 sobre la infiltración marxista en la teología de la liberación. Para Ratzinger, lo que se había hundido en 1989 no era sólo un muro socialista, sino el materialismo, la doctrina que proclamaba in principio erat materia, non logos (al principio había materia, no palabra). Asimismo denunció la desvirtuación que del Concilio Vaticano II pretendía llevar a la Iglesia a su “autodemolición” (término empleado por el propio Pablo VI) en uno de los libros más importantes de nuestro siglo, según Ricardo de la Cierva, el famoso Informe sobre la fe.

Benedicto XVI se ha ocupado del problema de la fuerte infiltración masónica en la Iglesia. El Código de Derecho Canónico de 1983 promulgado por Juan Pablo II señala en el Canon 1374 que “quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación, ha de ser castigado con entredicho”. Un día antes de su publicación, el 26-11-83, la Congregación para la Doctrina de la Fe del cardenal Ratzinger recordó la incompatibilidad de la masonería con la Iglesia, señalando que la no inclusión expresa de la masonería en el Canon 1374, no significaba variación de la postura de la Iglesia respecto a la masonería, sino el deseo de contemplar de modo más amplio el rechazo a todas las sociedades anticristianas. Otros, como los jesuitas promasones Álvarez Lázaro, Ferrer Benimelli, Enrique M. Ureña… se han dedicado a potenciar la presencia masónica en la Iglesia todo lo que han podido y más. Naturalmente que el Espíritu Santo sabe elegir y ha elegido a Ratzinger, dejando a la Iglesia al mejor recaudo posible.

Por si alguien se lo pregunta… No, Benedicto XVI no es un papa liberal. Ninguno lo fue y ninguno lo será, como tampoco lo fue Jesucristo. Permítannos desternillarnos de risa ente los encasillamientos a los que las inteligencias periodísticas y políticas de nuestra querida España, o lo que va quedando de Ella, han ido sometiendo a los cardenales papables. No se pueden aplicar determinadas categorías ideológicas a determinados cargos. Benedicto XVI, eso sí, va a defender a buen seguro la Libertad en los países del mundo donde mayor falta haga. Tampoco va a defender Benedicto XVI el liberalismo económico puro y duro. Pero no pasa nada, porque cada uno tiene un papel asignado en la vida y el de los papas no es el de los economistas ni el de los ideólogos. Cada uno se encuentra en su propio estadio o nivel y en él tiene que jugar. Nada más.

PD: Desde Batiburrillo expresamos nuestras más sinceras condolencias a María Antonia Iglesias, católica (?) antivaticanista de toda la vida. Primero, el susto del sábado junto a Carrillo y ahora ésto. Esta, desde luego no ha sido su semana. Asimismo recomendamos a los "cerebros" de Tele5 que se les ha ocurrido retransmitir la crónica del Vaticano en el telediario de las 14:30 delante de una pancarta de unos radicales que pedían un Giovanni XXIV (Juan XXIV), que en posteriores ocasiones eviten estos numeritos tan ridículos. La audiencia se lo agradecerá.

Nota: A pesar de su sencillez, se han traducido las palabras latinas por si alguna ministra (de Cultura, de Educación...) nos lee. No queremos que pasen un mal rato.

Autor: Smith
Publicado el 19 de abril de 2005

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