viernes, 22 de diciembre de 2017

Deterioro y radicalización del Parlamento Vasco


Una de las peores consecuencias de los recientes comicios celebrados en Vasconia, Vascongadas, País Vasco, C.A.V, o Euzkadi (como vds. prefieran) ha sido, sin duda, la radicalización del Parlamento Vasco. España y la Libertad, los derechos nacionales y los derechos constitucionales, han quedado en mucho peor lugar en la cámara de Vitoria que como estaban antes de las elecciones.


Se mire como se mire, lo más grave de estos comicios ha sido, sin duda, la irrupción con una fuerza descomunal de ETA, bajo las significativas siglas de "comunistas vascos". ¿Quedará todavía algún progre imbécil, algún obtuso neomarxista, algún tertuliano hiperdemócrata que siga llamando a toda esta horda de bárbaros euskaldunes “fascistas”? Aunque Madrazo, el repartidor oficial de viviendas públicas vascas, no lo quiera reconocer ni a la de tres (la competencia en el mercado electoral es así), los batasunos son lo mismo que él: comunistas. De otra calaña, pero, al fin y al cabo, comunistas. Por si quedaba alguna duda, el domingo por la noche aparecía triunfal Otegui en el Pabellón en el que los “comunistas vascos” celebraban su éxito electoral (9 escaños; 2 más que EH en el 2001), ondeando una enorme bandera roja y apelando a la revolución socialista a lo Che Guevara. Una de esas cosas que no parecen asustar lo más mínimo a la “burguesía” peneuvera, tan amiga de los descarriados borrokas. Por desgracia, se ha demostrado que los vaivenes de siglas no afectan lo más mínimo a este mundillo tan fiel a la causa revolucionario-secesionista, como Isabel Pantoja al Rocío. Ahí no deja de votar ni el pupas. Con esta “agradable” presencia -que se lo digan a los diputados del PP-, el deterioro institucional no puede ser mayor.

Lo segundo más importante que ha sucedido es que, a primer golpe de vista, Ibarretxe no ha visto respaldado su Plan Secesionista. Pero que no se engañe nadie, porque Sabin Etxea sabrá darle la vuelta a la tortilla electoral a buen seguro. Buena parte del electorado perdido por la coalición PNV-EA ha ido a parar a ETA, cuyos brutales atentados contra los concejales constitucionalistas había hecho recular a parte de su electorado hacia el partido sabiniano. Con la banda ETA en el congelador, esos votos han regresado al redil de los bagaudas radicales. ¿Qué va a pasar ahora con el Plan Ibarretxe?  Bien, se diga lo que se diga, cualquiera de las dos salidas que tiene el PNV, ETA o PSE-EE (antes PSE-PSOE), van a afianzar las posturas maximalistas del PNV. Si pactan con ETA, los aranistas verán respaldado su plan completamente; si pactan con el PSE-EE, los aranistas negociarán un plan a la baja, pero más duro que el Plan Patxilópez. En cualquier caso, esta estación intermedia seguirá abriendo caminos hacia la secesión, porque se estará más cerca de la construcción nazi-onal vascongada. Gracias a Zapatero. A Zapatero, gracias.

En cuanto a los partidos constitucionalistas, la radicalización también ha afectado gravemente la vieja alianza antiterrorista. Crece el PSE-EE en detrimento del PP; es decir, que sale fortalecida la opción constitucionalista más débil y cambiante, la socialista. Es más, si tenemos en cuenta que el PSE de Patxi nada tiene que ver con el PSE de Redondo, diríase que el descalabro constitucionalista ha sido fulminante. Si el PSE nada ya irreversiblemente en las aguas del federalismo asimétrico y de las comunidades nacionales, las noticias para el mundo liberal-constitucionalista en aquellas tierras no pueden ser más inquietantes. Que Dios nos ampare. Por cierto, ¿se acuerdan del “fracaso” de la estrategia “frentista” de Mayor Oreja? Pues el dúo Zapatero-Patxi, con todo al PRISOE detrás, tan sólo han conseguido 18 escaños, por los 19 del PP de Aznar-Oreja. Por lo tanto, que nadie tire las campanas al vuelo con la subida del PSE. No ha sido para tanto.

Por su parte, el PP no ha hecho una mala campaña. María San Gil ha frenado el descalabro al que el PP parecía abocado. Mayor Oreja ha estado vetado en esta campaña y no parece que su ausencia haya sido positiva. Tan sólo el coraje de San Gil nos ha parecido reseñable en unas elecciones en las que los populares jugaban con desventaja en comparación con anteriores comicios en los que concurrían con el viento favorable del Gobierno de Madrid y toda la oleada de atentados contra sus concejales que le granjearon una cierta simpatía del electorado más apolítico. En fin, una muestra más da la radicalización del parlamento nos la da la desaparición de Unidad Alavesa (al fin y al cabo era una voz constitucionalista más a escuchar en el Parlamento, -la única que quedaba plenamente fiable, junto a la del PP- hecho éste que no es ninguna tontería). Su escaño lo recoge ahora el partido “civil” (así se autodenominan) Aralar, escisión del mundo "radical" (terrorista) vasco y cuya única diferencia con los batasunos estriba en que defienden todo lo que ETA defiende, pero sin pegar tiros. Otra voz disolvente en un Parlamento cuya composición es sencillamente aterradora: El PNV subido a Estella y al Plan Ibarretxe; EA partidaria del republicanoindependentismo e inclinada a gobernar con ETA; ETA disfrazada de comunistas vascos, crecida en moral y en cuantía; Aralar dispuesta para hacer de bisagra con quien sea, pero siempre en contra de España; los otros “comunistas vascos”, los madrazistas de EB, partidarios de la ruptura de España en federaciones nacionales; el PSE-EE subido al monte con el Plan Patxilópez, para rescatar a la coalición PNV-EA de allí, sabiendo de antemano que ellos se subirán y éstos no bajarán del Gorbea… Todo ello, acompañado con el ruido de fondo de la trompetería mediática de PRISA y el tripartito catalán con Maragall y Carod de palmeros de Ibarretxe. Y, en fin, más solos que nunca, los populares vascos, cuya única baza que vemos actualmente es la valía personal de su nueva líder María San Gil. A diferencia de Aznar con el PSE, Zapatero no va a dar tregua al PP del País Vasco. Nadie lo dude. La estrategia es bien clara: nuevo estatuto y el PP de outsider. Se trata de dejar fuera de juego para siempre a los populares. No estaban con el nuevo Estatuto, dirán en el 2009 y en el 2013…

Corren malos tiempos para la España y para la Libertad. Gracias, Zapatero. A su Excelencia debemos el renacimiento de ETA en las instituciones. Una de las características más gráficas de los necons es la defensa de la lucha contra el terrorismo sin pactar, sin negociar, con los terroristas. Por favor, apúntennos en la lista, porque nosotros también nos consideramos neocons. Jamás nos sentaríamos a dialogar, no se sabe bien qué, con quienes mataron a nuestros vecinos, nuestros guardias, nuestros taxistas, nuestros militares, nuestros concejales… ¿Para qué y de qué hay que hablar con ellos? Dejemos las cosas del “talante”, las indignidades, para el experto: José Luis Rodríguez Zapatista, revolucionario a marchamartillo.

Autor: Smith
Publicado el 19 de abril de 2005

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