Referéndum: (Del lat. referendum, gerundivo de <i>referre</i>). 1. m. Procedimiento jurídico por el que se someten al voto popular leyes o actos administrativos cuya ratificación por el pueblo se propone. Real Academia Española ©
Una de las indiscutibles ventajas de ser liberal es que se profesa el respeto mayúsculo a la voluntad de los ciudadanos, expresada de manera libre mediante una consulta democrática. Hay quienes como el presidente de turno de la Unión Europea y primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, enemigo declarado del liberalismo político y económico, no tienen esa obligación y pueden atribular a la ciudadanía de un continente entero para influir de manera determinante en el resultado natural de un referendum, nada menos que relativo a la Constitución o al Tratado preconstitucional, como ustedes prefieran, de Europa.
Claude Junker, modélico cristiano socialista (perdonen la contradictio in terminis) centroeuropeo ha sacado su particular espada jacobina y, dispuesto a cortar las cabezas de todos los europeos que osen votar NO al Tratado impuesto por un cónclave paramasónico infinitamente más inextricable que el que va a elegir, Espíritu Santo por medio, al sucesor de Juan Pablo II en Roma, ha advertido a los franceses que NO se les ocurra votar que NO al Tratado por el que se se establece, etc., etc...
Graves peligros acechan a Europa si Francia dice que NO al Tratado del que tantos eurócratas como el antiliberal a marchamartillo Juncker piensan seguir viviendo tan bien como hasta ahora: "Si la Constitución no fuese adoptada, habría un enorme riesgo de que Europa fuera administrada por >un sistema de libre comercio demasiado simplista para este continente complicado". ¡Qué riesgo, qué riesgo...!: un sistema de libre comercio que, además, sería demasiado sencillo. La economía entera, en peligro letal, señores. Antiliberal, desde luego, es. Y burócrata, también: las cosas complicadas, a resolverlas con sistemas económicos bien aderezados por normativas de Bruselas, no vaya a ser que si se dejan las cosas al libre albedrío económico, empiecen a sobrar funcionarios. Hay que regular todo lo que se pueda, que lo contrario es de mentes simplistas.
Pero no todo es negativo en las declaraciones del luxemburgués, porque, al menos, nos ha permitido recordar que, sin la Constitución, "la UE se quedaría con el Tratado de Niza tal como es, con menos política social, menos ambiciones y menos visibilidad internacional". Casi un mundo perfecto: ¿para qué más?. No habría mejor noticia para España en el 2005 que el Tratado de Niza siguiera en vigor y España quedara a la altura que se merecía; la altura en la que nos dejó el denostado Aznar.
Realmente la patente de corso democrática de la progresía europea se nos antoja pura filfa. En seguida se adivina el cariz profundamente totalitario del pensamiento único que todo lo quiere abarcar. Hasta el "librecambista" (?) centroderechista Jean-Pierre Raffarin ha advertido al pueblo francés de los peligros del NO y con razones que asustarían a cualquier desavisado: "si se impone el NO, nuestra generación deberá asumir ante la Historia una ruptura con 50 años de esfuerzos para construir un mundo más justo y más seguro". ¡plas, plas, plas...! ¿Menudo caballo de Troya la derecha francesa...!
¿Cuándo entenderán los políticos franceses que sus compatriotas son muy libres de decidir lo que quieran? No los atemoricen, asusten, atribulen, acoj... ¡Señores! Si la extrema derecha y la extrema izquierda, más los sindicatos, más los pequeños industriales, los comerciantes, buena parte de las clases liberales, parte importante de las bases sociales de los partidos "centrados", que cada día se mantienen más alejados de la ciudadanía, deciden que ese Tratado NO es presentable para ellos, ¡pues déjenles en paz! Algo habrá mal en ese larguísimo y aburridísimo texto, ¿no creen? Ésta es la grandeza de la democracia. A ver si nos vamos enterando. En un referéndum de estas características se es liberal y demócrata cuando se exponen todos los argumentos a favor y en contra de manera objetiva y equilibrada, con igualdad de oportunidades para todos, y luego el pueblo ya decidirá libremente. Además, ¿qué es lo peor que puede pasarnos?: ¿que vuelva Niza...? Entonces estaríamos de auténtica enhorabuena, digan lo que digan los voceros del antiliberalismo eurócrata y el centro derecha amoldado.
Autor: Smith
Publicado el 6 de abril de 2005
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