Y vuelta al guerracivilismo. Por lo visto, aquí todo vale con tal de esconder las responsabilidades de la plana mayor socialista de Cataluña en el asunto de El Carmelo. El President la tomó primero con CiU: puso rápidamente el ventilador en marcha y que caiga lo que caiga, el 3%, el 20% lo que sea. Ahora le toca el turno a "la derecha española". "La derecha" es ese espectro ideológico ocupado ahora por un partido político que dice ser de "centro", el Partido Popular. La versión de la derecha cavernícola que pretende forjar a sangre y hierro la izquierda ya la conocen todos ustedes: curas, militares, fascistas y aristócratas que oprimían al sacrosanto proletariado. Como el PP es de reciente fundación, Maragall no tiene más remedio que acudir a la expresión la derecha española, para acusarle indirectamente de causar la guerra civil que nació, a decir de los historiadores más solventes, de la bolchevización de las juventudes y los sindicatos del PSOE, partido-matriz, o lo que sea, del partido del President Maragall (PSC). Pero esto ya es otra historia.
Como la prueba del algodón, se puede afirmar que no falla: cada vez que las cosas se ponen mal para los socialistas, sea donde sea, hay que sacar a relucir el ventilador o el fantasma de la guerra civil. Que un barrio de la Ciudad Condal está hundiéndose: si lo critica CiU, Maragall les acusa -con razón, conste, pero sin relación- de corruptos; si lo critica el PP, Maragall les acusa de causar la guerra civil. No sabemos muy bien exactamente qué tiene que ver Mariano Rajoy con el Golpe de Asturias-Cataluña de 1934, ni con el Frente Popular, ni con el asesinato de Calvo Sotelo, ni con la bolchevización del PSOE, ni con Largo Caballero... Ninguna de estas historias las terminamos de asociar al político gallego, pero lo que sí es indiscutible es que en una ciudad gobernada por el PSC, de una Comunidad gobernada por el PSC, de un país gobernado por el PSOE, las casas de un barrio entero se están hundiendo. Si Maragall pretende que la oposición no diga nada al respecto se equivoca de medio a medio, porque, al final, la propia sociedad sacará a la luz pública las vergüenzas del tripartito. Esperemos que Josep Piqué no se amedrente y plante cara como debe a todo este turbio asunto. Es su hora, porque mucho van a tener que cambiar las cosas para que CiU no termine fagocitada por la Esquerra y volvamos a la época de la República, cuando el nacionalismo catalán estaba prácticamente en manos de la izquierda radical. La izquierda de la Esquerra.
Autor: Smith
Publicado el 6 de marzo de 2005
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