Frente: (Del ant. fruente, y este del lat. frons, frontis). 5. m. Coalición de partidos políticos, organizaciones, etc. 8. m. Mil. Primera fila de la tropa formada o acampada. El escuadrón tenía diez hombres de frente. 13. adv. l. En lugar opuesto. 14. adv. m. En contra, en pugna. ~ de batalla. 1. m. Mil. Extensión que ocupa una porción de tropa o un ejército formado en batalla. ~ único. 1. f. Coalición de fuerzas distintas con una dirección común para fines sociales o políticos. Real Academia Española ©
Dos son las actuales corrientes frentistas que distorsionan el natural fluir de la política española, sin que en apariencia se vislumbre solución alguna a corto plazo. Estamos hablando del frentismo izquierdista (social-comunista) y el frentismo nacionalista (republicano-separador).
El actual frentismo izquierdista se sustenta sobre la base de tres partidos de distinto calado progresista, pero cuyos intereses comunes lo convierten en potencialmente peligroso: PSOE, IU y ERC. Este amplio frente de izquierdas, que estratégicamente es extensible a otros partidos radicales como el BNG o el CHA, ahonda sus raíces más lejanas en la II República Española. En aquellos años (1931-1936/39), los trasvases de ideas, programas, cuadros de mandos, etc. entre PSOE y PCE estaban a la orden del día. Ambos partidos defendían abiertamente la revolución social y la dictadura del proletariado como finalidad programática última. A esta natural alianza se unieron en el destructivo Frente Popular los partidos jacobinos UR, IR y ERC, de los que afortunadamente, aunque no es poco, sólo sobrevive este último. La estrategia frentista de entonces, el frentepopulismo, un artilugio credo por Azaña y Prieto, aunque hábilmente manejado por Stalin, dio como resultado una calamitosa situación de enfrentamiento civil que desembocó en la peor de las guerra de nuestra antigua, que no vieja Historia.
Naturalmente que aquella situación no es la que ahora vivimos, pero los partidos políticos son prácticamente los mismos y también el afán por excluir al adversario de la vida política nacional. Si la consigna de entonces era todos contra el fascismo –el antifascismo, la consigna de los frentistas de hoy no es otra que todos contra el PP. Esta estrategia política arranca del plataformismo al que Rodríguez Pancartero fue tan proclive en los últimos años de aznarismo a través de las combativas algaradas callejeras promovidas desde los “ecologistas” de Nunca Mais, los “pacifistas” del No a la Guerra, los sindicalistas oportunistas, los titiriteros polankistas, etc. Nadie piense que a estos plataformistas les interesaba ni el desarrollo gallego, (cuando se pagaron las indemnizaciones del Prestige, todavía estaban pendientes de pagar algunas de las del barco, cuyo nombre no recordamos, que se hundió con el PSOE) ni la paz (ya hemos visto el triple cambalache petrolífero-armamentístico-prisaico montado por el gabinete Rodríguez Tercermundero en su última visita a Venezuela). Lo único que de verdad importaba era desgastar al Partido Popular y sacarlo del Poder. Nada más.
El otro polo frentista lleva desgastando terriblemente a la sociedad española estas últimas décadas, (perdonen, pero hasta la náusea estamos de la infinidad de artículos periodísticos, tertulias radiofónicas y televisivas, estrategias de políticos y gobernantes, etc. dedicados al tema; analicen los millones de horas perdidas, las toneladas de papel gastadas, los ímprobos esfuerzos para contener el avance separatista y los zarpazos de ETA), es el frente separatista articulado en torno al Pacto de Estella (ETA-PNV-EA-EB) y que ha terminado concretándose en torno al Plan Ibarretexe. Un plan éste, que se nos echa encima, y que a diferencia del Plan Marshall, en vez de reconstruir, destruye y en vez de estar ideado por un gran estadista, está ideado por un ombliguista.
Este entramado nacionalista es radical y profundamente frentista porque enfrenta a los vascos entre sí y a la Comunidad Autónoma Vasca con el resto de las comunidades españolas y con "Madrid". Es más, los líderes políticos que sustentan la estrategia frentista vasca defienden el enfrentamiento puro y duro entre ellos y los demás. Porque son así y porque a chulería no hay quien les gane. Baste comprobar cuán demagógicamente se defendió en las últimas elecciones autonómicas vascas (2001) que un posible acuerdo de gobierno PP-PSOE (Mayor Oreja-Redondo Terreros) era la viva expresión del frentismo español, cuando los partidos nacionalistas homólogos, PNV-EA (Ibarretxe-Errazti) se presentaron, como ahora, en listas conjuntas. Esto, para ellos no era frentismo, pero el que se pudiera propiciar un acuerdo de Gobierno de corte constitucional y, casi diríamos que, hasta defensivo (terrorismo, asesinados, escoltas… recuerden), esto sí era frentismo y así se lo presentaron al electorado vasco las pasados elecciones.
Por supuesto que al frente nacionalista hay que añadir al BNG y a ERC más CiU los días pares, cuando puede más Convergencia que Unió y al PSC los días impares, cuando a Maragall se cree el rey de la ínsula Barataria. Este punto, no sólo es importante sino que realmente es decisivo a la hora de analizar el futuro de las libertades nacionales, ya que la extensión del frentismo vasquista y del ibarrechismo a otras comunidades autónomas supone un factor de inestabilidad de imprevisibles consecuencias. Y si no, piensen lo que era la caricaturesca Esquerra de Colom y Rahola y lo que es la actual Esquerra de Carod y Puigcercos.
¿Por qué hemos definido como antiliberales las estrategias frentistas? Bien, no es que no creamos que en democracia y en un régimen de libertades de corte liberal no se puedan defender las ideas agrupando distintas ideologías y fuerzas políticas o que los partidos y asociaciones no puedan presentarse conjuntamente a unas elecciones. No, no es eso. Lo que consideramos antiliberal es la tipología de frentismo a la que nos enfrentamos. Los excesos frentistas actuales tienen unos vicios que no sólo son incorregibles, sino que constituyen la esencia y el ser de estos partidos. Y nos estamos refiriendo por ejemplo a:
- El todos contra el PP, Aznar, Rajoy, Aguirre, la derecha o el carca de turno (jacobinismo).
- El radicalismo de las propuestas desestabilizadoras (extremismo).
- La fractura, que no diversidad, promovida desde el Poder (sectarismo)
- La ruptura nacional: regional, política, económica, fiscal, administrativa… (separatismo).
- El cuestionamiento permanente de nuestra Carta Magna (anticonstitucionalismo).
- El pacto y la componenda con ETA en Estella y Perpiñán (proterrorismo).
- El constante chantaje y amenaza al Gobierno de turno (desestabilización)
- Cuestionar permanentemente las normas de juego democráticas (rupturismo)
Indudablemente estamos ante un grave deterioro en el ejercicio de las libertades políticas en España y una palmaria distorsión del natural orden político liberal-parlamentario. Las libertades nacionales están siendo permanentemente cuestionadas y amenazadas. Nosotros no nos imaginamos a Kerry cuestionando los pilares fundamentales de los EEUU para ganar unas elecciones. Y eso, precisamente eso, es lo que algunos, demasiados, hacen a diario aquí, en España. Quien no quiera verlo que no lo vea, pero los que estamos en la obligación de denunciarlo, porque tenemos al alcance la suerte de poder hacerlo públicamente, seguiremos haciéndolo mientras podamos.
Autor: Smith
Publicado el 4 de abril de 2005
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