Al final todo llega. Lo quiera Rodríguez o no, las bufonadas de Javier Arzallus han terminado concretándose en un auténtico plan secesionista meticulosamente ideado por el Partido Nacionalista Vasco. La mayoría de los patriotas liberales españoles pensarán y se acordarán de un lugar común que nos ha estado vendiendo la clase política de distinto digno: que si la Constitución era un punto de partida del nacionalismo, y no de llegada; lo mismo para el Estatuto; etc. Pero no se crean, lectores de Batiburrillo que el Plan Ibarretxe colma, ni mucho menos, las aspiraciones, no ya de Batasuna ETA, sino del propio PNV. Sin que el Plan, que va a terminar siendo más famoso que el Plan Marshall, sea llevado a cabo, porque la Constitución lo impide, ya hay quienes, como Eguibar, advierten que tampoco es suficiente para ellos.
Ante esta coyuntura, que para nosotros es la verdadera hora de la verdad, y ante la cual Zapatinos no va a poder sonreír -"as usual"- a un desbocado "lehendakari" para luego pasar olímpicamente del de Llodio, ¿qué va a hacer el Presidente del Gobierno de, según sus propias palabras "lo que quieran, unos regiones, otros nacionalidades, alguno nación", concepto antes resumido en la palabra "España"? ¿Va a hacer de Don Tancredo, hablando por su boca Maragaletxe y Carodetxe, o va a tener por primera vez un mínimo de criterio y va a apelar a la unidad española que queda perfectamente definida en nuestra Constitución?¿Va a continuar, como ha afirmado un viejo periodista, con la política irresponsable de sus patochadas, sus cesiones a los nazionalistas y la elevación a política de Estado de las opiniones infantiles de sus hijas, como ha proclamado a los cuatro vientos Zapatitos? O por el contrario va a empezar de una vez por todas a sentar un mínimo de cátedra presidencial para que los partidos separatistas dejen de aprovecharse de los tancredines de Madrid. Personalmente creemos que el Gobierno Zapateril ya se ha privado de varias armas eficaces para cortar de raíz el embate de los de Sabino Arana.
Otro asunto marca en estos días la verdadera hora de la verdad de Rodríguez Tancredo. Distintos intereses, más o menos ocultos, parecen empujar a Zetapé a cerrar la comisión del 11-M. Sería un error imperdonable, máxime cuando quedan al menos 100 incógnitas sobre el 11-M. El escenario político que se abriría en tal caso sería muy similar al de los últimos años del Felipismo, cuando cada día salía a la luz un dato nuevo sobre los GAL. Esta vez, la versión rediviva de los GAL sería el 11-M. No queremos pensar lo que significaría un Gobierno, ya de por sí tan débil, en continuo deterioro y cada día más influenciado por los herederos de Companys. Recemos -los creyentes y los que no lo son por una vez-, para que Sleeper Zapatero no llegue tarde a estos asuntos o los cancele de su agenda, por pasar unas horitas más en la cama con Sonsoles. Sería una hecatombe para España.
Autor: Smith
Artículo publicado el 20 de diciembre de 2004
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