sábado, 2 de diciembre de 2017

La educación-II


Algunos podrán alegar que de no actuarse como se hizo en el 78, obsequiando a los separatistas con el mapa del tesoro que representa la educación, se corría el riesgo de que el PNV y CiU no aceptasen nuestra Carta Magna. Bueno, ¿y qué? ¿No es mucho mayor el peligro que se corre ahora? Algunos podrán argüir que se obró de buena fe y que los constituyentes fueron sorprendidos por unos partidos que entonces se decían nacionalistas moderados y que fingieron mostrarse satisfechos. De acuerdo, reconozco que a 26 años vista es demasiado fácil la crítica, pero no por ello resulta menos necesaria si pretendemos que exista alguna posibilidad para hallar el remedio, un remedio que a la postre vendrá dado después de reconocer el gran error cometido y subsanarlo en cuanto se pueda.

Ya vemos que en España no ocurre como en Alemania, ese estado federal tan reivindicado por gente taimada como Maragall, personaje a quien le gusta destacar del país centroeuropeo sólo lo que le conviene y oculta siempre la fuerte unidad de esa nación y su espíritu patriótico. Allí, en el territorio germánico, si bien la educación corresponde ejercerla a los landers, un sistema muy severo de coordinación nacional (que en España correspondería a la Alta Inspección del Estado) asegura que los requisitos del sistema escolar sean los mismos en todos los estados federales, algo que aquí no sucede desde hace muchos años porque las autonomías no aceptan la Alta Inspección o, simplemente, hacen caso omiso de las leyes, como cuando la ministra Pilar del Castillo aprobó, mediante la LOCE, que el castellano se impartiera durante cuatro horas. La respuesta del Gobierno catalán fue declarar en público que no pensaba aceptar semejante ley.

De modo que mientras en Alemania es impensable un período de adoctrinamiento nacionalista anti unidad alemana, aquí, en España, nos hallamos en un verdadero callejón sin salida que el actual Gobierno no solo se ufana en no tomar en cuenta sino que lo avala torpemente con sus claudicaciones a los separatistas. O lo que es aún mucho peor y demuestra en qué manos estamos: Para justificar su propia necedad y el sometimiento a terceros, quien hoy nos preside y está obligado por Ley a mantener la unidad de la patria, y a proclamarla como tal de viva voz, prefiere atacar con críticas maliciosas a los que desean conservar el concepto de nación española. El presidente del gobierno de España ha llamado recientemente “fundamentalistas” a los miembros del PP. ¿Motivo? Se sintió acosado por los populares cuando éstos le pidieron que definiese su idea de nación. Luego aquí hemos aprendido algo más: No debe acorralarse jamás a un individuo torpe y sin principios. No debe hacerse incluso aunque éste sonría a menudo, porque la virtud queda más degradada cuanto más amable se muestra el sujeto amoral.

Aunque ahora nos suene a medida extremada, y a los separatistas y asimilados les parezca una regresión inadmisible o una medida directamente fascista, ¡cómo no!, aseguraría que ha llegando el momento en el que un partido político nacional, quizá el PP, introduzca en su programa electoral la recuperación para el Estado de las competencias educativas. No sé si ello le impedirá a ese partido, o a cualquier otro, alcanzar alguna vez la mayoría suficiente para gobernar, porque los llamados nacionalistas moderados, que no son más que separatistas farsantes, pondrán el grito en el cielo y tocarán a rebato en todos sus territorios. Y sobre lo último, uno se pregunta ¿Qué más pueden hacer? Pero a diferencia del actual gobierno socialista, que no hace más que incumplir promesas electorales o desbordarlas hacia el lado condescendiente con los rompe patrias, sí debería haber una formación que avisara de sus intenciones y hablase claro al pueblo.

Aquí no acaba todo, el partido que reivindicase para la Nación española la competencia exclusiva destinada a educar a sus ciudadanos, sean éstos de donde sean y todos por un igual, debería insertar también en su programa el proyecto de “un hombre, un voto” y proponer, además, la circunscripción electoral única para toda España, de forma que los nacionalistas no se viesen favorecidos en el número de diputados, como viene sucediendo desde siempre, y dejaran de lograr una representación falsamente abultada que han usado a menudo para chantajear al gobierno de la Nación o para obligarle a que mire hacia otro lado en las cuestiones educativas, como así sucedió en la primera legislatura de Aznar, esa sobre la que ahora se nos dice que lo hizo tan bien y fue tan dialogante, cuando más bien ejerció de Zapatero con los nacionalistas. Eso sí, con menor descaro y mejores cualidades que ZP. Claro que entonces Carod no pintaba nada.

Ya va siendo hora de que dos partidos nacionales, repito, nacionales se vayan alternando en el poder, como sucede en la inmensa mayoría de los estados democráticamente sólidos. Ya va llegando el momento de que a los sedicentes nacionalistas, y a los que van disfrazados de otra cosa pero son los mismos perros con otros collares, les vayan dando su propia medicina y se les paren los pies. Ellos quieren más independencia en sus territorios, algunos proponemos menos y el traspaso a los municipios de buena parte de las competencias que ahora poseen. Ellos desean la España plural y multicultural, que no es más que una forma engañosa de justificar sus atropellos y su marginación a cuanto suene a España, algunos pretendemos la España de siempre y envuelta en más democracia y libertad para todos, como corresponde a nuestro tiempo, sin gente amenazada, sin bandas armadas que se toleran o disculpan, sin imposiciones de todo tipo, sin control de la Justicia y con separación efectiva de los tres poderes. Ellos desean seguir la misma ruta de ahora para crear al hombre nuevo y a la medida de sus ideologías, algunos aspiramos al hombre cotidiano, laborioso, creativo y liberal, de mente tolerante pero consciente de que la dignidad implica pagar un precio, que es el de enfrentarse a los tiranos y a los malversadores de la libertad del hombre.

Artículo publicado el 21 de noviembre de 2004

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