martes, 26 de diciembre de 2017

Hugo Chávez Frías: “el capitalismo es como el Conde Drácula”



Capitalismo: 1. m. Régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza. 2. m. Conjunto de capitales o capitalistas, considerado como entidad económica. Real Academia Española ©

Es una ley matemática prácticamente inexorable que, quienes nos llevan adoctrinando con sus teorías anticapitalistas a los largo de los últimos 150 años, hayan sido los encargados de impulsar recortes de todo tipo de libertades allá donde han podido. No es por ello nada extraño que el pasado 1º de mayo, el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, camisa roja y puño izquierdo en alto, lanzara una desmedida e infundada diatriba contra ese mal sin mezcla de bien alguno llamado “capitalismo”…


El odio que Hugo Chávez demuestra profesar hacia el capitalismo no es ni casual, ni gratuito. El presidente de la República Bolivariana (?) de Venezuela es actualmente el discípulo más aventajado del dictador comunista de mandato más longevo que va a dar la Humanidad en toda su Historia, Fidel Castro Ruz. A Chávez y a Castro les importa muy poco el bienestar y la Libertad de sus súbditos (¿acaso se puede llamar de otra manera a los ciudadanos de esos países?) y mucho conservar sus apolillados sillones. Ambos telepredicadores parecen inasequibles al desaliento en el adoctrinamiento de masas con sus interminables discursos comunistas. Luego ya vendrá la hora de tapar los fracasos de su dirigismo económico con el intercambio de bienes entre ellos para mal-mantener sus economías tercermundistas. Y no se preocupen que, si en las regiones más avanzadas del planeta funciona la economía de mercado (más o menos intervenida, pero de mercado al fin y al cabo), ya encontrarán estos mandamases anticapitalistas alguna excusa para culpar del hundimiento económico de Venezuela y Cuba a las naciones más eficaces y prósperas del planeta. Curiosamente, las que llevan más tiempo aplicando políticas “capitalistas”. Desde el siglo XV, por ejemplo.

La realidad económica que envuelve el mundo parece no ir con Chávez. A la par que los índices de Venezuela se hunden irreversiblemente, el tirano cristiano-bolivariano-marxista continúa con su particular cruzada anticapitalista. Ahora resulta que el capitalismo es contrario a la Constitución venezolana: “Dentro del modelo capitalista es imposible lograr las metas planteadas en la Constitución”. Lo dijo Blas, punto redondo. Nosotros no nos vamos a molestar en leer el texto constitucional de aquél país, pero –hasta la fecha, y que uno sepa- las constituciones de los países libres suelen ir asociadas en mayor o menor medida al liberalismo político, cuya versión económica no es otra que el capitalismo. Trufadas con más o menos economía “social” de mercado, pero capitalismo. Lo que es seguro es que el socialismo real se ha levantado en países cuyas constituciones prohíben tajantemente la libertad de pensamiento y la libertad de mercado. Si a donde quiere llegar Hugo Chávez es a este estadio del socialismo, lo que tendrá que hacer, antes o después, es cambiar la constitución de su país. Así no le pasará lo que al grado 33º Salvador Allende, cuyos desvaríos marxistas eran continuamente amonestados por el Tribunal de Garantías Constitucionales de Chile. También puede ocurrir que en Venezuela no exista o esté domeñado por los chavistas este tribunal.

Ahora Chávez es partidario de un modelo tan antiguo como fracasado: la “cogestión” de empresas por parte de los trabajadores. Por ello, se ha comprometido a hacer realidad de la manera más urgente posible la Ley de cogestión de empresas. ¿Ya saben dónde lleva la co-gestión de empresas? Pues a la con-gestión de las mismas. Eso, garantizado.

Pero no se detiene aquí el antiliberalismo chavista. Lean estas dos frases más, que terminan de ilustrar el pensamiento económico retrógrado del predicador venezolano:

- “No queremos ser ricos”. Para qué queremos la riqueza, un bien capitalista: ughhhh, ¡qué asco! Quita, quita, que sean ricos los demás.

- “El capitalismo es como el Conde Drácula”. Si arriba dijimos que el personaje era un telepredicador, para ser justos habría que llamarle chalán de feria. De la feria neomarxista en cuya tómbola le adjudicaron el premio al demagogo del siglo XXI.

Autor: Smith
Publicado el 3 de mayo de 2005

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