martes, 26 de diciembre de 2017

Desde el centro antiliberal ... Gallardón en estado puro


En el último congreso del Partido Popular, nos llamó la atención el desmarque de Alberto Ruiz Gallardón respecto a los discursos del resto de ponentes, aferrándose a una dialéctica trasnochada con claros ecos de la Revolución Francesa y del izquierdismo republicano de los años 30. Llamativa fue, asimismo, la discursología empleada por el político popular, netamente antiliberal y encasillada no ya en el por lo visto, insuficiente, centro reformista, sino en lo que el alcalde de Madrid denominó, centro integrador.


Alberto Ruiz Gallardón es un político claramente intervencionista. Sobrevive a base de gestos hacia el polanquismo, políticas publicitarias, construcciones megalómanas y proyectos sonoros. Uno de éstos sería, caso de ser elegida la candidatura del Madrid 2012, el gran proyecto olímpico. En cambio, a Ruiz Gallardón le interesa muy poco sanear las cuentas o velar por el bolsillo del contribuyente. Además, Madrid es el municipio más endeudado de España. En esta línea, el alcalde capitalino ha señalado como una de sus prioridades antes de dejar la alcaldía, que todos, repetimos, todos los aparcamientos de Madrid, desde el centro hasta la periferia, estén sujetos a pago. No sabemos si en próximas visitas a la capital veremos mucha o poca policía, pero eso sí, revisores de zonas de aparcamiento, a buen seguro no faltarán.

Alberto Ruiz-Gallardón no engaña a nadie. Este antiguo abogado, senador y Presidente de la CAM, procede de una familia netamente franquista, en la que cabe destacar a: su abuelo, el periodista El Tebib-el-Arrumi, famoso por sus crónicas sobre Franco en África; su difunto padre (q.e.p.d) José María Ruiz-Gallardón una persona de gran valía proveniente de la derecha franquista y que llegó a ser directivo de la vieja AP de los Manuel Fraga Iribarne, Laureano Lopez Rodó, Federico Silva Muñoz, Licinio De La Fuente, Cruz Martínez Esteruelas, Enrique Thómas De Carranza y Gonzalo Fernández De La Mora; o a su suegro, José Utrera Molina, a la sazón secretario general del Movimiento Nacional. Es por esto que quizás Ruiz Gallardón parezca no tener otra obsesión que desmarcarse de su pasado a costa de lo que sea y por encima de quien sea… incluidos 4.000 madrileños fusilados de la guerra civil.

Como nos recuerda nuestro querido exiliado astur-leonés, esa valiente periodista que se llama Isabel Durán denunció hace unos días que a Alberto Ruiz Gallardón no se le ha ocurrido otra idea que proyectar el centro de tiro olímpico de la candidatura del Madrid Olímpico del 2012 en Paracuellos del Jarama. A esto se le llama pasar por encima de los cadáveres de los 4.000 madrileños asesinados por órdenes directas del homenajeado por el Presidente del Gobierno y varias docenas de secuaces resentidos, Santiago Carrillo Solares. No vamos a entrar aquí a valorar la intervención que, el ahora socialista y contertulio de RadioPRISA, tuvo como secretario de Orden Público en Madrid, ya que está archidemostrada su plena responsabilidad en las matanzas de Paracuellos del Jarama. (De la Cierva, Casas de la Vega, Gibson, Vidal...)

Pero llegados a este punto, no podemos por menos que preguntarnos:

1) ¿Qué “sensibilidad” ha demostrado este centrista integrador?
2) ¿Tiene algún interés en “integrar” a los familiares de estas víctimas en las Olimpiadas del 2012 con esta gracieta?
2) ¿Es normal que un directivo del Partido Popular actúe con el mismo sectarismo que la izquierda y en contra del sentimiento de tantas personas?
3) ¿Hasta cuándo va a aguantar a Gallardón el Partido Popular?
4) ¿Estuvo de incógnito Gallardón en la cena-homenaje al carnicero de Paracuellos?

Las respuestas a estas preguntas, próximamente, porque, como dijo San Lucas, nada es tan oculto que no se haya de manifestar, ni tan secreto que al fin no se sepa (San Lucas, XII,2).

Autor: Smith
Publicado el 4 de mayo de 2005

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