Una nueva legión de hombres, que Ferblog ha definido genialmente como camisas pardas, parece inundarlo todo hoy en día. Enciendes el televisor, y lo mismo da Carod que Montilla, Puigcercós que Milá… todos a una: camisa parda y, a poder ser, corbata gris. Esta parece ser la vestimenta oficial de los tercios catalanoprogresistas, los cuales comprenden: por el lado nacionalista, desde los federalistas hasta los separatistas; y por el lado izquierdista, desde los postmodernos metropolitanos de Barcelona, hasta los marxistas más recalcitrantes.
Estas últimas jornadas anda el gallinero político nacional revuelto debido a la última provocación “financiera” de los camisas pardas. La máxima autoridad de éstos, Pascual Maragall, es un político que, si por algo destaca, es por poner de los nervios a la mayor parte de los españoles que no viven en Cataluña. Sus propuestas se caracterizan habitualmente por la radicalidad y terminan siendo consideradas como ofensivas para muchos españoles.
Una de sus últimas ideas ha consistido en plantear que Cataluña gestione el 50% de los impuestos que todavía quedaban en manos estatales; hay que “aprovechar” el tirón neoestatutario, ya saben. Lógicamente se ha armado la que se tenía que armar: empezando por Rodríguez Ibarra, que ya está más que harto del rupturismo catalanista, y terminando por Francisco Camps, quien ayer sentenció en Onda Cero que en España hay más descentralización que en cualquier otro país del mundo y que lo que toca ya, es llorar menos y gestionar mejor. Para Camps, los recovecos constitucionales para seguir cediendo a las presiones centrífugas son ya prácticamente inexistentes. Pero a Pascual Maragall, esta música no le va.
¿Y qué dicen de todo esto nuestros “amigos” de la ERC? Pues imagínense. Nosotros estamos convencidos de que, en alguna de las últimas reuniones del partido, los directivos de la Esquerra han hecho algún tipo de espiritismo que les ha llevado a recuperar lo peor de su vieja historia. De otra manera no se puede entender que el partido republicano-independentista se haya puesto prácticamente en pie de guerra, a lo octubre de 1934, y haya desvariado por los cerros del guerracivilismo por los que tan bien se desenvolvían, primero Maciá y luego Companys.
Parece fuera de todo lugar que el portavoz parlamentario de ERC, Joan Ridao haya declarado la “guerra de financiación” a quienes “montan batallitas en la retaguardia” y haya reclamado la “máxima unidad” militar (suponemos) entre las fuerzas catalanistas para afrontar la “guerra bélica que se nos acerca, promovida por el PP”. Si el portavoz Joan Ridao nos quiere hablar de “guerra” en sentido figurado, la verdad es que el adjetivo “bélica” sobra totalmente. Si lo que, en cambio, quiere es declarar una guerra de verdad, ya sabe lo que tiene que hacer: revisar el alcantarillado de la ciudad condal, para cuando le toque seguir los pasos de los jerifaltes de la Esquerra en tiempos de la II República.
Autor: Smith
Publicado el 4 de mayo de 2005
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