lunes, 25 de diciembre de 2017

El centro de fotocopias


Fotocopia: (De foto- y copia). 1. f. Reproducción fotográfica de imágenes directamente sobre papel. Real Academia Española ©

No hacía falta ser Arnold Toynbee o Nostradamus para darse cuenta de las funestas consecuencias que iba a acarrear el enorme dislate de trasladar los papeles catalanes del Archivo de la Guerra Civil sito en Salamanca a su región. Como la historia de las reivindicaciones regionales viene caracterizándose últimamente por ser una carrera tribal por conseguir las competencias de la etnia más avispada, los políticos de la histórica "nacionalidad" del País Vasco no iban a ser menos que los de Cataluña y han reclamado la documentación correspondiente al territorio vascongado que se encuentra en el archivo salmantino.


El Ayuntamiento de Salamanca no ha tardado en reaccionar, calificando de disparate la propuesta del sabiniano Josu Erkoreka y denunciando un pacto subterráneo entre el sonrisitas Rodríguez y los buitres nacionalistas. Un pacto, por cierto, entre antiliberales a marchamartillo, pues ninguno de los partidos defensores de la desintegración del archivo es mínimamente leal a la Constitución de 1978, ni al consenso nacional ni a la libertad de los españoles y de sus derechos, incluído el derecho a mantener unida la documentación de los archivos nacionales. ERC, IU, CiU, PSC, PNV, EA... ¿qué tienen todos estos partidos de liberales? ¡Nada! Independentismo, nacionalismo, republicanismo, intervencionismo... Todo lo que ustedes quieran, pero de liberalismo, nada de nada. O nosotros, al menos, no logramos adivinar una sola propuesta o medida de corte liberal de toda esta colección de partidos disgregadores.

Para la posteridad quedaron las palabras de Jesús Caldera y Carmen Calvo asegurando que sólo saldría de Salamanca la documentación relativa a Cataluña por aquello de la Generalitat de los Companys, Maciá y demás esquerristas. Permítannos recordar en este punto que Caldera también había defendido la unidad del archivo en los tiempos de la oposición. ¡Qué tiempos aquellos! Todo era válido con tal de salir a la calle: luchas sindicales, guerras a miles de kilómetros, accidentes de barcos, atentados islamistas... ¡hasta la unidad del Archivo de la Guerra Civil servía! Queda pues en entredicho la palabra de Caldera, que si hace unos años defendía la unidad archivística, ayer la enejenación exclusiva para Cataluña, seguramente mañana se apunte al carro del "generoso" reparto de documentos por todas las tierras de España. Al fin y al cabo, ya saben, socialismo y reparto suelen ir de la mano.

No es que queramos ser pesimistas, pero esto empieza a tener pinta de que, caso de prosperar la propuesta peneuvera, (¿con un pacto de Gobierno en el País Vasco de fondo?) José Luis Rodríguez Zapatero dejaría completamente abierta la puerta al desmantelamiento del Archivo de la Guerra Civil. Pero no se preocupen los salmantinos, que con el diálogo todo tiene arreglo: ¿qué les parece un centro de fotocopias a cambio?

Autor: Smith
Publicado el 28 de abril de 2005

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