Codicia

El partido socialista posee el historial de corruptelas más escandaloso de toda Europa. No hay pringue o latrocinio que no haya cometido en sus 100 años de honradez (¿?), lo cual le concede la posición de honor o dorsal número uno en esa parrilla de salida formada por los bribones redomados más conspicuos del circuito europeo. Eso sin olvidarnos de que también avalan al partido del talante (¿?) y del diálogo (¿?) unos cuantos intentos de golpes de Estado, algún que otro pronunciamiento revolucionario, por ejemplo en los años, 17, 34 y 36, chechas a gogó, donde cualquier cosa era posible menos el respeto a los derechos humanos, y crímenes de Estado recientes que se han purgado muy en parte y en ningún caso por Mister X.

Como podemos ver, estos muchachos socialistas son toda una joya de la izquierda totalitaria que no parecen nada inclinados a modernizarse ni a convertirse en social-demócratas, abandonando definitivamente ese marxismo del que abjuraron sólo de boquilla en tiempos de Felipito Tacatum. No es difícil advertir que el absolutismo permanece arraigado en sus mentes y en ellos prevalece el deseo angustioso de eliminar cualquier oposición política con opciones de gobierno. Hay un ejemplo claro en su quehacer diario, reforzado aún más si reparamos en los socios que han escogido para gobernar: Comunistas y separatistas confesos, es decir, la flor y nata de la democracia española. 

No acabo de comprender, por más vueltas que le doy, qué razones motivan al socialismo para sentirse tan a gusto en la misma cochiquera que los separatistas. Se dice que el jefe espiritual-crematístico de la secta, más conocido por Jesús del Gran Poder (Polanco), posee numerosos negocios-concesiones en territorios gobernados por los desleales. Y que si el socialismo no cede a las pretensiones de los separatistas, desplegando una especie de avenencia que podríamos denominar tribal-sectaria, la armada mediática de don Polankone reemplazaría en un santiamén al sinsorgo (botarate) de la sonrisa por otro sayón más moldeable, eso sí, siempre dentro de la misma secta. Pero no lo acabo de ver claro del todo, porque en el 34 y el 36 el socialismo también pactó a tumba abierta (nunca mejor dicho) con los separatistas catalanes y vascos y entonces el que hoy parece dirigir los negocios del Prisoe sólo contaba con cinco añitos de edad. ¿No será que les gusta vivir peligrosamente, inyectándose en la vena auténticos chutes de podredura? ¿No será que si utilizan la decencia y buscan algo más que el lucro personal adquieren un virus letal que les lleva a la tumba? 

Si uno mira a la gente que apoya al socialismo, enseguida advierte que detrás hay un mundo de intereses de lo más híbrido a sabiendas de que están secundando la corrupción, la desigualdad y el gobernar sólo para media España. Nos encontramos con miles de profesores en las universidades e institutos que además de aspirar a llegar a lo más alto en sus cátedras se confiesan de izquierdas, sacando pecho en la confesión, y ejercen de apologetas conforme a una postura esnob, contraria al franquismo, que les ha marcado incluso más allá de la caída del muro y hasta nuestros días. Son lectores asiduos de El País y El Periódico, según la ciudad, y no hay quien los saque de ahí. Luego tenemos a cientos, miles quizá, de periodistas estabulados que se ganan la alfalfa contándonos y exagerándonos cualquier asunto que favorezca a sus amos. Ambos colectivos, teóricos y plumillas, van escoltados por toda clase de grupos marginales que siempre encabezan los artistas. Todos juntos controlan el terreno de juego y aparecen en manadas tan pronto como la secta lo requiere. 

Un ejemplo descarado de cuanto digo, que no es nada nuevo para cualquier interviniente de Red Liberal (usemos el sistema progre e insistamos hasta memorizar el estilo deshonroso que utilizan), es el gran contubernio que se está montando en el País Vasco con vistas a conceder-recibir nuevas prebendas al-del régimen separatista. Seguirá el ordeñar a dos manos si Dios no lo remedia y poco antes del 2009 se deshará la coalición PNV-PSE para escenificar, de nuevo, lo que se ha venido reiterando desde las primeras autonómicas: El reparto del poder conforme al instinto de codicia que ambos partidos poseen.

¿Cuándo comenzó el último apaño entre el partido socialista y los nacional-separatistas vascos? Sólo unos pocos lo saben, pero hoy se ha conocido a través del ABC que el voto de la parlamentaria socialista jamás fue emitido. Lo confirma el estudio técnico de la empresa de mantenimiento Bosch Security Systems. Dicho informe nos mueve a las siguiente consideraciones: 1. La socialista vasca que marró el voto debe de ser una cateta y estaba dormida en el momento de la votación. Naturalmente, luego sintió miedo de reconocer su torpeza y armó un buen follón a lo cortina de humo. 2. La señora no sólo no es cateta sino que es demasiado lista y despierta, además de teatrera, por lo que nunca tuvo la intención de pulsar el botón. 3. Si se hubiese dado la condición 2, podría llegarse a una de las siguientes conclusiones: A. La parlamentaria puso la mano y el Tripartito vasco se la untó adecuadamente. B. Dejó de pulsar el botón por órdenes superiores de su partido.

¿Es creíble que se haya dado el caso 2.B? En mi opinión sí es creíble por varias razones. Todo apunta a que existe un acuerdo cerrado para que después de las elecciones vascas, en las que ningún partido sacará mayoría absoluta para gobernar, ya que la situación política está muy enquistada en el País Vasco, se forme una coalición entre el PNV y el PSE que deberá mantener a Ibarreche como presidente autonómico y a Pachi López le nombrarán vicepresidente, o viceversa. Así se desprende del encuentro de cuatro horas entre ZP-Imaz, posterior a la presentación del Plan Ibarreche en el Congreso. También surgen comentarios del interior del propio PSE, en los que llaman ya vice-lehendakari a López, y afirmaciones tan rotundas como esclarecedoras, como podría ser el caso de la madre de Pagaza, socialista asesinado, que afirmó lo siguiente en referencia a Pachi López: Quien pacta con traidores es un traidor.

Publicado el 10 de febrero de 2005