Confieso que mentalmente estoy exhausto. Llevo desde abril dándole a las teclas de mi ordenador, con la intención de escribir y denunciar lo que no me gusta de la política en España, y he llegado a un punto de saturación que sólo es posible adquirir cuando se solapan determinadas circunstancias hediondas:
A) Un gobierno de la Nación que no tiene ni puñetera idea de lo que lleva entre manos, con actuaciones movidas por el odio, el revanchismo, el pago de promesas no ya electorales sino chantajistas y satisfechas bajo cuerda, el deseo de castigar a las comunidades autónomas gobernadas por el PP, el ansia de buscar colectivos clientela: homosexuales, artistas...
B) Unos partidos nacionalistas que se sienten a sus anchas con este Gobierno fofo y sin capacidad de maniobra. Nacionalistas que allá donde gobiernan, País Vasco y Cataluña, hacen y deshacen a su antojo, permitiéndose las mayores bravatas y desprecios contra la nación española.
C) Unos partidos de relleno, como puedan ser Izquierda Unida, Coalición Canaria y algún mindundi suelto, que se sienten a gusto en ese Parlamento español donde se practica el todo a 100 y el te doy mi voto a cambio de que jodas a mi vecino.
D) Unos medios de prensa que utilizan la basura ideológica en sus páginas y que en los editoriales le marcan al Gobierno la pauta a seguir.
E) Una comisión de investigación del 11-M que es incapaz de demostrar mayor desvergüenza política y menor voluntad para investigar el asesinato de nuestros compatriotas.
F) Un Partido Popular al que le horroriza la idea de echarse a la calle o a las ondas para reclamar con firmeza contra las arbitrariedades de Zapatero y sus cuates.
En fin, que estoy hasta las mismísimas, soy incapaz de escribir nada más y por eso me voy de vacaciones. Que ya era hora, puesto que me he pasado pringando todo el verano mientras algunos de vosotros ibais poniendo en vuestras bitácoras un: “Me voy a la playa o a Nueva York”. Espero tomar suficiente oxigeno y ver si soy capaz, a la vuelta, de llamar miserables a quienes nos mandan, porque gobernar es otra cosa.
Dejo Batiburrillo en las mejores manos, las de Smith, de los Smith de toda la vida. Leedle mucho, porque escribe bien y vale la pena atender a lo que dice, y esperad con ansia mi vuelta, que ya sé que todos me echaréis de menos. ¡Hay Señor, estoy enfermo, necesito vacaciones, ya no sé ni lo que escribo!
Artículo publicado el 30 de septiembre de 2004
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