Desde hace un tiempo, la izquierda y el nacionalismo han redoblado esfuerzos en un asunto que los españoles creíamos del todo superado: la guerra civil; Como todos los lectores de Batiburrillo sabrán, la transición se encargó de zanjar esta cuestión, reconociendo e indemnizando a las organizaciones políticas y sindicales derrotadas en la contienda civil de 1936-1939. Pero hete aquí que durante el Gobierno de Aznar, la izquierda inició una campaña de desenterramientos de muertos de las cunetas de las carreteras de España que en no pocas ocasiones terminaba con sorpresas: aparecían muertos medievales y dieciochescos cuando no del bando “enemigo”, en cuyo caso la víctima ya no interesaba. Ya saben, aquí sólo interesan unos muertos nada más.
Una de las figuras más escabrosas de nuestra Historia (mal que le pesara, nunca dejó de ser español), fue Lluis Companys. Jacobino, y profundamente antiespañol, Companys terminó lamentablemente siendo un experto en el alcantarillado de Barcelona: cuando las cosas se ponían feas para los revolucionarios –1934 y 1939- Lluisete abandonaba las barricadas proletario-patrióticas escabulléndose por el alcantarillado de la Ciudad Condal. Quedarse al frente de los batallones socialistas-catalanistas no era lo suyo.
Lo primero que me viene a la cabeza cuando pienso en Companys es una sencilla pregunta: ¿Cómo demonios ha accedido el R. C. D. Español -creo que ahora es Espanyol - a jugar en un estadio que lleva la rúbrica de un personaje tan “antiespanyol”. Pero en fin, cosas de Pujolandia, aunque -como estamos viendo- Maragallandia promete terminar haciendo bueno a Jordi. No en vano, Maragall era el alcalde de Barcelona cuando el equipo barcelonés dejó de escribirse como siempre.
Hay una frase de Ventura y Gassol, camarada de Companys en la Esquerra y en otras organizaciones, que sintetiza con meridiana nitidez la idea central de ERC. La de Companys y la de Roviretxe. Fue en el homenaje a Casanova del 11 de septiembre de 1934. Allí, el entonces consejero de Cultura del Gobierno Companys, lanzó el siguiente exabrupto: “Nuestro odio contra la vil España es gigantesco, loco, grande y sublime; hasta odiamos el nombre, el grito y la memoria, sus tradiciones y su sucia historia…” . Cabe aquí recordar la alianza ideológica que entonces existía entre Manuel Azaña y la Esquerra, que en verdad no distaba mucho de la actual de este partido con Zapatero.
Ahora quieren rehabilitar a Companys, cuyo paso por la Presidencia de la Generalitat dejó un reguero de víctimas (expoliados, exiliados, asesinados…) impresionante. Conozco a los descendientes de algunas de ellas. Pero el problema de fondo es el mismo que el de entonces ya que, si en la República las fuerzas socialistas y jacobinas, encabezadas por Manuel Azaña y Largo Caballero se vieron abocadas al pacto y a la componenda con quienes decían odiar a la “vil España”, ahora es el PSOE de José Luis Rodríguez quién está metiendo a España por unos vericuetos de primera. Porque, recapitulemos: en Cataluña el PSC gobierna con ERC, que a su vez tiene un pacto con ETA en Perpiñán (3-4 enero 2004, con vídeo de la banda para corroborarlo), y con IU, que a su vez tiene otro pacto con ETA en Estella (12 de septiembre de 1998, con rúbrica del sello de la banda incluida). Y tampoco olvidemos que en Madrid el PSOE necesita siempre de los votos del PSC; y a menudo de los de la Esquerra. Y este dato no es baladí. Pero no nos preocupemos demasiado; con toda seguridad, la “rehabilitación” de Companys solucionará definitivamente el avispero en el que se ha metido Zetapé.
Autor: Smith
Artículo publicado el 4 de octubre de 2004
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