domingo, 26 de noviembre de 2017

Los atuneros


Don Pascuale el navegante, luego de acercarse al yate de ZP y comunicar ambos a la prensa que pensaban dedicarse a la pesca del atún rojo (entre izquierdosos el bichito no puede ser de otro color), regresó eufórico a su tierra e indicó a los medios que esto ya está pescado. Como no parecía referirse a uno de esos ejemplares de túnidos que pueden llegar a pesar más de 600 kilos, puesto que la sardineta no se vio en parte alguna y los lanzadores de caña jamás desaprovechan la foto, está claro que Maragall, con lo de atún rojo, se refería nada más y nada menos que al señor de La Nada, que está hecho un buen atún. Y además rojo, muy rojo, tan torpe como rojo, tan pusilánime como rojo, que es esa forma de ser rojo en la que el vecino o el último que te habla te enciende las mejillas sin que tú seas capaz de decir esta boca es mía o como mucho te limitas a pronunciar un yes

Pero los de Esquerra, que van siete movimientos de ajedrez por delante de don Pascuale, le están dando a Maragall una buena dosis de su propia medicina y ahora dicen que eso de que Cataluña pase a denominarse nacionalidad histórica no es algo que les satisfaga, lo que pretenden es llamarse comunidad nacional. Una comunidad nacional que según ellos debe ir acompañada de contenidos. Es decir, no sólo aspiran a ser una nación reconocida por la única nación existente, España, sino que necesitan más madera. Cualquiera puede ver que esa actitud de Esquerra es pretenciosa e insaciable. Lo puede ver cualquiera, en efecto, a condición de que se haya distanciado lo suficiente de los enjuagues tripartíticos o del terror a perder el poder.

La cuestión es si ZP se habrá dado cuenta de que a su colega Pascuale le apuntala una bestia insaciable de las que comen carne cruda varias veces al día. La cuestión es, en el caso de que el señor de La Nada sea consciente de la ferocidad de la bestia, si habrá sido capaz de recordárselo a su compinche de pesca. Puesto que ambos, cañas de pescar en mano, han tenido una magnifica ocasión para usarlas y dibujar con ellas, sobre el mar de Menorca, esa línea que la decencia aconseja no sobrepasar aunque se pierda la poltrona.

-Que sepas, José Luis -quizá haya dicho Maragall- que yo no estoy dispuesto a que Carod me sangre indefinidamente y a las primeras de cambio convocaré elecciones en Cataluña, pero esto que te pido sobre la nacionalidad histórica es aceptable. Ya sabes que incluso nuestro Estatuto actual lo dice así.
-Me alegro mucho de que lo enfoques de ese modo, Pascual, porque aunque tú no lo adviertas a mí me estás haciendo lo mismo que te hace a ti Carod.
-¿Cómo que no lo advierto? Lo advierto de sobras, ¡pero a ti no te conviene nada convocar elecciones en España!
-Bueno, está bien, ya veo que me conoces -concluyó Zapatero-, de acuerdo, puedes decir que Cataluña será una nacionalidad histórica. Eso sí, no me obligues a proponer el cambio en la Constitución hasta que la legislatura esté finalizando, déjame disfrutar otros tres años de la presidencia.

El chantaje continuado y la decencia suficiente para rechazarlo, o no, es la clave de cuanto ocurre hoy en España. Hay políticos, pocos, muy pocos, que no tienen apego al poder como para llegar a convertirse en caricaturas de sí mismos o en permanecer asidos al cargo a sabiendas de que perjudican a la nación española. Uno de esos políticos, que con su comportamiento a la hora de retirarse marcó la pauta, fue el constantemente vejado Aznar, a quien no le perdonan algunos, ni le perdonarán, que haya dicho adiós muy buenas y ahí os quedáis y que anteriormente pusiera en su sitio a tanto caprichoso territorial. A este hombre le bastaba un simple no, proferido a tiempo, y por eso los nazis lo han convertido en un ogro al que cada día despellejan cuanto pueden.

Zapatero y Maragall son justo todo lo contrario, necesitan el poder y harán lo que sea para conservarlo. El primero de ellos, ZP, porque sabe que el enviado de la suerte no volverá a llamar a su puerta y le gusta demasiado el premió Nescafé que le toco con esas tres solapas (talante, diálogo y sonrisa en ristre) que no valen para nada si no se posee, además, el contenido del frasco: Conciencia de Estado. Definitivamente, al señor de La Nada le gusta su premio Necafé, modalidad descafeinado, liofilizado, edulcorado y adocenado, muy adocenado. ¡Vaya si le gusta! Y ahora más, que ha chupado yate ajeno cedido por uno de esos empresarios que la izquierda suele pone a parir y los llama explotadores.

El segundo, don Pascuale, desahuciado como estaba por las huestes de Pujol, bajaba cabizbajo un día por las Ramblas cuando de repente se encontró una moneda en el suelo y la echó en la primera tragaperras que encontró en un bar. No tuvo un premio de esos de mucha musiquita y luces de colores, pero oyó una voz que le decía: Siguiente jugada. Vamos, que soltara de nuevo la pasta. Pero él, en su estado de ansiedad entendió algo así como: Tira p'alante que Pujol no se presenta. Y desde entonces anda frotándose las manos y no envidia para nada la suerte de ZP, porque él hace ya un par de años largos que también la tiene a raudales. ¡Cómo no catalogar de suertudo a un tipo que gobierna con el voto de los españoles residentes en Cataluña y con la idea de acabar con España! Por eso Maragall, que no ignora la monstruosa paradoja de su política y para las siguientes autonómicas desea con fervor cambiar el voto xarnego por el autóctono que poseía CiU, tampoco convocará elecciones mientras pueda, pero es más listo que ZP, y sobre todo más osado (eso cualquiera), y lo tiene engañado con el juego de que me voy y te dejo.

Y si a ZP lo deja Maragall, sólo le quedará su tamagochi Robot al-Kaba, que tiene dos botones, uno que maneja el señor de La Nada y el otro, que de hecho es el motor de arranque del tamagochi, que está a disposición de Mister X. Y en cuanto Mister X quiera, y querrá, ZP volverá a calentar escaño sin abrir la boca otros ocho años seguidos. Porque visto desde la lejanía de esta bitácora, ZP hace como que gobierna pero no tiene el poder. Probablemente de cada dos llamas que hace, una es a Mister X. Maragall, por su parte, dos de cada tres llamadas se las hace igualmente a Glez., quien acaba enviándolos a los dos a pescar atunes.

PD: Otro que tampoco quiere elecciones anticipadas es el nazi Carod, que no volverá a encontrarse con otra ocasión como la que tuvo, en la que casi todos los partidos políticos y medios de comunicación catalanes le llamaban bonito (otro túnido) y le pelaban la pava. Un nazi que juega ahora, como hacen los auténticos tahúres, al farol de la ingobernabilidad y al soporte de plastilina al Govern. Pero si en Cataluña no manda Maragall o en España ZP, ¿qué opciones tiene el amigo de la ETA para abrir la tarrina del presupuesto y untar las tostadas? Y que a nadie se le ocurra decir que pactaría con CiU, porque los militantes convergentes tienen dos actividades en la actualidad: O se pasan a ERC o se dedican a clavarle alfileres en los ojos a un muñequito de origen aragonés llamado Pérez, Pérez-Carod.

¡Lástima que no estallen en cadena todos los intereses espurios y coaligados que el poder sustenta! ¡Lástima, la madre de todas las lástimas!

Artículo publicado el 18 de agosto de 2004

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