domingo, 26 de noviembre de 2017

¡Enric, Enric!


Quienes me hayan leído con alguna frecuencia no desconocen que hay un diario que para mí cumple todos los requisitos de la prensa basura y vomitiva. Sí, lo han adivinado, me refiero al Periódico de Catalunya, paradigma de rotativo que el pueblo catalán no se merece ni de lejos y que incomprensiblemente es leído con verdadera devoción, como si de una comunión mística se tratase, por los obnubilados discípulos de la Progresía, que es esa religión dualista de nuestro tiempo cuyo credo se empeña en dividir el mundo en buenos y malos. Donde el papel de malos corresponde en exclusiva a los partidarios del PP, y deben ser condenados al infierno de las vejaciones, y los buenos son todos los demás, incluidos los aprendices de terroristas que vuelven a practicar la kale borroka, convertidos por el anodino número dos de Interior en muchachos que usan una forma muy desagradable de divertirse.

En estos días olímpicos, si se concedieran distinciones a las publicaciones fogosas, sectarias y recalcitrantes (todo un triatlón de indignidades), El Periódico de Catalunya contaría con indudables méritos para hacerse con la medalla de oro. Pero no con una medalla de oro de esas que cuanto más grandes son menos baño aurífero contienen y de las que se sabe que sus interiores, como mucho, son de estaño o cinc, sino con una medalla maciza, aleada de oro puro y platino, con un altorrelieve en su centro que indicase claramente la valía cum laude a la estulticia partidista. Más alto, más fuerte, más lejos, en ellos se convierte en más patente, más adicto, más efusivo... de la inmoralidad dañina que representa a veces la letra impresa con odio.

Hoy, en EP, aparece en primera página de su edición digital lo que ellos denominan El artículo del día, que con frecuencia suele ser o un dorarle la píldora al inquilino del Palau, sobre el que vierten pétalos de rosas y al que encienden pebeteros de incienso, o un libelo infamatorio contra el PP o contra José María Aznar, a quien no cesan de intentar convertir en un asesino en serie o pretenden culparle de todos los males de este mundo. El libelo de hoy, como digo, lleva la firma de Enric Sopena y nos explica que: Sería un dislate que la comisión de investigación del 11-M se cerrara en falso y eludiera toda censura al comportamiento del PP en aras de un futuro pacto contra el terrorismo islamista.

De entrada debería aclararse que este muchachote Enric, a quien su apellido le hace bastante justicia puesto que da más pena que otra cosa, no debió acudir todos los días al cursillo de formación para plumíferos sectarios y exaltados, y por lo tanto ignora, de acuerdo con las directrices de los cabecillas del PSOE, que no existe el terrorismo islamista, sino el terrorismo internacional. Escuchen ustedes a ZP o a su tamagochi Robot al-Kaba y comprobarán como Enric, por la geta, se fumó la clase el día que explicaban lo del islam que aterroriza. ¡Enric, Enric, mira que no te va a valer de nada ser un chusquero de la demagogia partidista y haber dirigido durante tantos años TVE en Cataluña o COM Radio! ¡Enric, Enric, mira que tus llamadas a Radio Nacional, en busca del pesebre, quizá no sean atendidas pasado el verano, cuando se reanuden las tertulias que tan buenos diezmos reparten entre sus participantes!

Al margen de la anécdota chapucera que comenta Sopena, en su artículo hay un fondo no menos chapucero e inicuo que cataloga de dislate el hecho de que la Comisión se cierre sin censura al PP. ¡Así me gusta Enric, ese día no solo fuiste a clase sino que además estuviste bien atento a la lección! De modo que compruebo con agrado que asimilaste de coña una de las consignas de cabecera ordenadas por la Secta: Hay que culpar sistemáticamente y machacar a la víctima para que el pueblo no adquiera conciencia de nuestras maniobras subterráneas. Y tú, Enric, estás en esa línea de machacar y además lo haces muy bien, con mérito y tenacidad sobrada. Cualquier persona decente e informada sabe que el Gobierno popular no mintió el 11-M, como se ha demostrado en la Comisión. Pero tú, Enric, no sólo indicas todo lo contrario en ese manojo de falsedades que has escrito sino que demuestras tu valía al insistir en censurar el comportamiento del PP. ¡Bien por ti, Enric! ¡Qué narices, que no se vayan de rositas estos populares tan malvados! ¡Al cuello con ellos! ¿No, Enric?

Autor: Policronio
Artículo publicado el 16 de agosto de 2004

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