Qué gran lección nos ha dado el pueblo norteamericano. A la hora de escribir estas líneas todo apunta a que es Bush quien ha renovado la presidencia. Y lo ha hecho a pesar de esos miles de progres yankees que programaron docenas de conciertos y soltaron eslóganes anti Bush hasta desgañitarse. No se sabe aún si Bush convalidará en votos electorales lo que es una mayoría de más de 3.5 millones de votos de ciudadanos, pero este último dato ya demuestra que en USA no sirve de nada que la mayor parte de los medios de comunicación hayan respaldado al candidato demócrata. Sí, de cualquier modo en que se mire Bush ha ganado las elecciones y es una gozada ver la cara que se les ha quedado a la izquierda europea y a su equivalente en América, llamados allí liberales.
Se me ponen los dientes largos ante la sola idea de que en España pudiera suceder algo semejante, es decir, que el pueblo tuviese criterio propio en lugar de secundar como borregos a esos medios polanquistas y nacionalistas que tanto daño hacen al país. Uno vive con la esperanza de que tarde o temprano esa prensa tan sectaria se desacredite lo suficiente y deje de ser un gran negocio para sus multimillonarios patronos. Uno aspira a que los diarios El País y El Periódico, entre otros, que no dejan de ser prensa de referencia del nuevo movimiento social-fascista, se adquieran algún día mirando de reojo y enseguida se escondan bajo la ropa o en el interior de una revista. O simplemente que la gente deje de pedirlos en los kioscos como se dejaron de pedir los diarios Arriba o Pueblo.
Pero en España, por desgracia, no puede suceder nada igual en mucho tiempo, porque a diferencia de los EEUU, donde el amor a la patria es el común denominador de todos los norteamericanos, y además es algo que han mamado desde hace más de 200 años; aquí, con la buena fe que se quiera y a partir del 78, al incluir la educación en los estatutos de autonomía se dejó la unidad de España en manos de los nacionalistas. Y mientras en cada escuela americana ondea la bandera de las barras y estrellas, la enseña española no sólo brilla por su ausencia en los colegios controlados por los nazis sino que son ya tres generaciones de escolares los que han sido educados en el odio hacia la patria común.
Al ciudadano español se le reblandece lo suficiente en los colegios, al modo social progresista o abiertamente nazi, como para que de adulto se convierta en devorador de prensa polanquista. Luego, ese tal Polanco, usando los métodos más abyectos, inculca doctrina a los ciudadanos para que sigan votando a quienes nuevamente ablandarán a sus hijos en los colegios. Y así sucesivamente hasta cerrar un círculo que difícilmente se romperá salvo que medien nuevos episodios socialistas como los que se sucedieron en la época del infame y corrupto González.
De donde se deduce que la prensa partidista y sectaria no tiene nada que hacer, como en el caso americano, sin que previamente se produzca un amplio período de adoctrinamiento anti sistema y anti nación, igual que ha sucedido y sucede en España. De ahí el comentario inicial sobre la gran lección que nos ha dado el pueblo norteamericano. Un pueblo educado en la unidad, la democracia y la libertad. ¡Y así les va!
Artículo publicado el 3 de noviembre de 2004
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