Dentro de cinco años, más o menos, Europa podría abandonar ese submundo de rivalidades en el que ahora vive e incorporarse al desarrollo pleno y a la conciliación con los Estados Unidos, nación paradigmática de la libertad y la creación de riqueza. Si todo transcurre según los cauces más racionales, para entonces, por decisión popular, habrán abandonado la política activa esos dos seres sórdidos e incompetentes que rigen la Unión Europea. Hablo del orgulloso y patético Jacques Chirac y también de ese ZP germano que atiende al nombre de Gerhard Schöder.
A finales de 2008 o principios de 2009, podríamos encontrarnos con el siguiente panorama:
*2005 Elecciones en el Reino Unido, posible nueva victoria de la tercera vía de Tony Blair.
*2005 Elecciones en Italia, posible nueva victoria de Berlusconi y sus socios democristianos.
*2006 Elecciones en Alemania, posible victoria de los cristianodemócratas y resurgimiento de los liberales.
*2007 Elecciones en Polonia, posible victoria de los liberales de la Plataforma Cívica, actual oposición al gobierno izquierdista de coalición.
*2008 Elecciones generales en España, posible victoria del Partido Popular liderado por Rajoy.
*2009 Elecciones presidenciales en Francia, posible victoria de Nicolás Sarcozy, máximo aspirante del principal partido francés de centro derecha, la Unión por un Movimiento Popular-UMP.
Quizá, sorpresivamente, en alguno de los seis grandes estados de la UE pudiera darse cualquier otro resultado, pero si todo marcha de acuerdo con la actual propensión, lo más lógico es que en Europa se produzca una convergencia de fuerzas políticas que responda a las siguientes características: Gobiernos de derecha liberal en cinco de los seis estados y gobierno de centro izquierda moderada en el Reino Unido. Simpatía atlantista en todos ellos, incluida esa Francia que no quiere ver ni en pintura a los Estados Unidos. Neutralidad bien definida en el conflicto palestino-israelí, cuya preferencia se haya decantada, con desfachatez, a favor de la despótica causa árabe, sobre todo por parte de Francia, principal suministrador de armamento en la zona de oriente próximo.
Se ha fijado el techo en el año 2009 porque es cuando Chirac, el político europeo más detestable y negativo para la Unión, acaso no reúna los apoyos necesarios en la derecha francesa para presentarse a un nuevo mandato, como le sucedió en su día a Giscard. En Francia surge con gran fuerza Nicolás Sarcozy, economista de origen húngaro y ascendencia judía, demostrado amigo de España, que no ha dudado en declarar que vivir entre 25 estados es diferente que entre seis o nueve y, por tanto, el liderazgo franco-alemán no debe ser exclusivo. Se trata de crear, según Sarcozy, una verdadera política de prosperidad e ilusión europeísta y lo más acertado es hacerlo a partir de un amplio consenso entre los seis grandes estados o G-6.
Es fácil advertir que la clave para ello, una vez más, la tiene Francia, auténtica rémora hoy en día de la Europa de las naciones y de los ciudadanos. Francia, con su orgullo rebosante de los últimos 30 años, parece no haberse enterado aún que 25 estados de la Unión Europea ni pueden ni deben dejarse mangonear por un Chirac patético que sólo su condición de presidente le impide ser juzgado por corrupción.
Así, pues, Europa no tiene más remedio que aguardar a que tres individuos ineficaces, de política errática y anti-atlantistas, Chirac, Schröeder y Rodríguez Zapatero sean desalojados de sus poltronas por el voto del pueblo. Es más que probable que primero caiga el alemán, verdadera nulidad para regir un país de tal magnitud, y luego lo haga el que ahora gobierna en España, cuya incapacidad y sometimiento a otros se demuestra hora a hora. Pero el día en que Chirac deje la presidencia de Francia, que esperemos sea en el 2009 o antes, Europa se habrá librado del mayor lastre para la unión y el progreso de todo un continente.
Artículo publicado el 24 de junio de 2004
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