No hay día en el que no sienta un poco más de desprecio hacia ese sujeto pérfido y cargado de envidia que gobierna el Tripartito. Le conocí personalmente y le escuché en varias ocasiones, a pie de calle, sin cámaras. Entonces ya intuí que era la encarnación del odio y del deseo de prevalecer sobre Pujol, su bestia negra. Ahora pretende lo mismo pero sobre Zapatero, a quien ayer desmintió con rotundidad en el asunto de las selecciones deportivas. Por supuesto, Zapatero no le dio una réplica contundente y adecuada ni se la dará, le faltan bemoles.
Por los innumerables y continuados motivos que todos conocemos, cada vez estoy más convencido de que el principal peligro para la integridad de España se llama Maragall. Y es así porque Zapatero es un don nadie que se ha encontrado en la peor situación posible en la que pueden hallarse ese tipo de personas sin talento y sin carácter: En minoría política para gobernar y dependiendo de un ogro. Porque los votos de Carod en Madrid no son ningún problema, los de el PSC sí, y muy grave. Para que luego vengan los listos y digan que las mayorías parlamentarias no son nada buenas.
Digo bien, ogro, porque Maragall, que parecía un individuo con ilusión, carisma y mesura en sus primeros años, se fue ofuscando según perdía elecciones con Pujol y recomiéndose en su ansiedad de gobernar. Ahora, que ha vuelto a perder, no lo olvidemos, pero gobierna, se ha convertido en un tipo que aplica rencor a todo lo que hace o propone, como por ejemplo cuando dijo que a los del levante español ni agua, que la derrochaban. No me extraña que Valcárcel el murciano le contestase algo relacionado con el vino.
Del mismo modo que Zapatero se ha encontrado con la desgracia de tener que dar cobijo obligado en su gobierno a un lastre como Montilla, doblemente fanático por su condición de converso, Maragall ha tenido la inmensa suerte de contar con los camorristas de Esquerra, que aprovechan a todas horas para recordarle justo lo contrario que se les decía a los generales romanos. El recuerda que eres mortal se han convertido en oídos de Maragall y en palabras de Carod en: Recuerda que eres omnímodo, y además catalán, lo que para esta gentuza equivale a ejercer de nacionalista radical, exigir todo a Madrid y marcarle la política de Estado para desguazarlo.
A menudo se le dice a Maragall que su despacho aún huele a Pujol y que el ex honorable hubiera hecho las cosas así o asao. Algo que saca de quicio al ogro y que de inmediato le motiva para intentar superar en todo a su antecesor. Porque quizá la principal característica política de Maragall es la envidia. Sí, creo que este sujeto se mueve por envidia. El propio Forum en algo parido para dar envidia a otros y lograr un aumento de su propia notoriedad.
Zapatero, que ha convencido al andaluz Chaves para que aceptase los dos mil quinientos millones que rechazó de los populares, a Maragall es incapaz de convencerle de nada. La actitud de Maragall con Zapatero es de extrema dureza, ya que le tiene tomada la medida y la blandura. Y sabe que, de un modo u otro, ese sujeto hueco que ahora habita en la Moncloa y sonríe en cualquier circunstancia acabará por darle todo, un todo que consistirá, repitámoslo, en superar las teóricas metas que en su día se fijo Pujol.
Mientras tanto, los nacionalistas vascos aguardan emboscados a que Maragall fije el techo de la disgregación de España y ellos, como totalitarios que son, pedirán lo mismo y un poco más. ¡Qué desgracia de Zapatero y qué horror de Maragall, el ogro!
Artículo publicado el 4 de junio de 2004
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