Ahora me encuentro en ese momento, quizá bastante conocido por quienes hayan iniciado una bitácora (blog), en el que se me han terminado los artículos de fondo almacenados en el PC y no me queda más remedio que hablar (escribir) de mí mismo o estrujarme las meninges a ver si sale algo potable que llevarme a la pantalla. Como a veces uno tiende a lo facilón, me decanto por la primera alternativa, hablar de mí mismo, puesto que mi solitaria neurona quedó anoche abarrotada de tedio al presenciar un debate que Carmelo Jordá definió con mucho acierto: Un político soltaba su discurso y un gato de escayola oía sin escuchar, y luego al revés.
Así que voy a decir algo de mí. Es posible que más de uno se pregunte ¿y este Policronio quién es? ¿De dónde habrá sacado un seudónimo tan retumbante? De momento sólo puedo aclarar que el nombre corresponde a un personaje dicharachero y extravertido que pulula por una novela comenzada a escribir en el período argárico y que casi seguro que no concluiré hasta que Froilán deje de dar patadas. De manera que voy a narrar la pequeña anécdota del día y luego anotaré alguna reflexión que me acuda a las mientes.
Tengo la inmensa fortuna de haberme casado con una señora estupenda, guapa y de buen carácter, que nació en Barcelona y que entre sus apellidos hay uno que suena muy catalán. Nosotros ahora no vivimos en Cataluña, donde sí hemos residido durante bastantes años y donde hemos dejado mucha familia y amigos. Por eso, y porque amamos la tierra donde ella nació y yo me crié, solemos volver un par de veces al año a visitar a los nuestros y a contemplar aquellos parajes de los años más jóvenes.
Me ha llamado la atención que hasta un pueblecito del levante español, donde ahora vivimos (prefiero no decir el nombre), a mi mujer le haya llegado una Tramesa postal de propaganda electoral con el franqueig pagat, como así reza la parte impresa de un folleto en el que también se incluyen, en catalán, los compromisos de CiU en las elecciones al Parlamento europeo.
En el pueblo que ahora nos cobija, normalizado desde que el mundo es mundo ya que jamás se ha hablado catalán ni nada que se parezca, supongo que al cartero le habrá despertado cierta sonrisa ver un folleto tan monolingüe y tan normalitzat en su parte externa. Pero la cuestión es que hemos recibido la propaganda y la hemos leído, más por curiosidad que por simpatía hacia un remitente enmascarado que pide ayuda para su campaña y que se identifica, en la parte trasera del prospecto, mediante una página de Internet cuyo campanudo título es guardansxeuropa.org, algo así como: Guardianes X Europa. ¡Toma ya!
El idioma catalán, que nunca ha representado inconveniente alguno para mi esposa o para mí, puesto que ambos lo dominamos (con perdón), parece ser el santo y seña del emisor del folleto. Todo gira alrededor del idioma citado y se destaca, además, que pretenden impulsar la Europe dels pobles i de les cultures, plural i diversa.
Reconozco que el asunto tiene perendengues, no creo que haya nadie que, de entrada, no se apunte a la Europa plural y diversa de los pueblos y de las culturas por la que claman estos nacionalistas de la GalEusCa, que es el logotipo que aparece en el interior del folleto que hemos recibido y que invita a buscar desesperadamente esa papeleta el día 13 de junio.
Hasta aquí la descripción de una nimiedad acontecida hoy. ¿Qué conclusiones podrían extraerse del asunto? En principio dos:
1. Que probablemente el censo electoral incorpora el lugar de nacimiento de los censados, porque si no es imposible que a mi esposa le hayan seguido la pista hasta esta población tan distante del ojo del huracán, lo cual no me parece correcto (incorporar el lugar de origen del censado) por razones fácilmente deducibles, si bien sería aún mucho peor que los nacionalistas usasen otras bases de datos, como por ejemplo la de la Seguridad Social o la de la Agencia Tributaria, algo delictivo pero muy en la línea de CiU o de Borrell, individuo que de irregularidades en la AT sabe un rato largo. ¿No, Almunia? ¿No, Grupo Prisa?
2. Que la candidatura de GalEusCa, allá donde más incide, en la pluralidad y diversidad que pregonan como deseable. Es una idea que en ellos se halla preñada de una falsedad tal, por lo tramoyista, que se me antoja inconcebible que pueda haber alguien con la suficiente desvergüenza como para demandar con energía lo que niegan en sus feudos. Salvo el nacionalismo gallego, que aún no controla su comunidad, los totalitarios catalanes y vascos mantienen postergadas a cuantas personas sienten deseos de que se les reconozca un ápice de pluralidad o diversidad. La imposición de idioma propio y de cultura nacionalista es asfixiante.
Ya lo dijo un gran estadista alemán: Nunca se miente más, ni con tanto descaro, que después de una cacería, durante la guerra y antes de unas elecciones. En el caso de la gente de GalEusCa, sus mentiras cumplen a la perfección las tres fases del proverbio, sobre todo la última.
Artículo publicado el 3 de junio de 2004
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