Siempre hemos dicho que el nacionalismo no brillaba precisamente por la originalidad de sus propuestas. El 9 de julio de 1936, el diputado monárquico Santiago Fuentes Pila, formulaba en las Cortes un ruego al Presidente del Consejo de Ministros en el que exponía que el Secretariado de la Olimpiada Popular que se iba a celebrar en Barcelona organizada por la Comintern como contrarréplica a la Olimpiada oficial de Berlín, en sus comunicados oficiales a la Federación de hockey - con sede en Madrid- clasificaba a las representaciones de España en tres “nacionalidades”: España, Cataluña y Euzkadi. Al menos, y a diferencia del tiempo en que vivimos, todavía no se pedía que la selección de la “no-Cataluña” o la “no-Euzkadi” se dejara de llamar “España”. En este punto, por lo visto, todavía existía en 1936 una cierta decencia por parte de los partidos comunistas europeos.
Cualquier persona que se fije en la fecha del ruego del político monárquico, puede darse cuenta de la cercanía con el comienzo de la más atroz de nuestras guerras. Seguramente, disparates de este tipo contribuyeron decisivamente al resquebrajamiento de la cohesión de los españoles al que algunos, parece, quieren volver a condenar a los españoles. Ahí está la lección para quien la quiera aprender.
He sacado ésto de libertaddigital.com. Ya sabemos el precio de la foto de Macao: 400.000 dólares prometidos a la Federación Internacional de Patinaje a cambio de ser admitidos provisionalmente. En los documentos revelados por el PP se habla de "ayuda financiera", triste eufemismo. La duda es saber cuánto planean pagar a federaciones como la de Azerbaiyán para pagar por el encuentro entre Cataluña y la selección anteriormente conocida como España en un Mundial de Hockey.
Autor: Smith
Artículo publicado el 28 de octubre de 2004
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