Antonio Casado es una de esas mosquitas muertas que primeros espadas radiofónicos como Losantos, a veces sin piedad alguna, utilizan de felpudo para restregarle a los progres (Casado es uno de ellos) todas las fechorías que cometen y encima defienden a golpe de demagogia.
De entrada afirma Casado que Camps, el presidente valenciano, va a regalar el agua porque espera que el dinero salga de los grandes negocios inmobiliarios. Luego asegura, y esta mañana aún lo ha exagerado más, que el militante del PP piensa de un modo distinto sobre este asunto del agua según donde viva. Habla luego de que Camps y Valcárcel están desatados, que piensan desautorizar a sus jefes políticos, etc.
Sr. Casado, a sabiendas de que no es usted trigo limpio aunque hable con sordina, suelo escucharle en la COPE y leerle en El Confidencial, más que nada para contrastar ideas; pero hoy, ante tanta estulticia torticera como vierte en su artículo, he decidido pasar de usted para los restos. No puede ser sana una persona que tergiversa de semejante manera, ni me parece noble tratar de impedir a golpes de mentiras que la gente defienda lo suyo. Usted, simplemente, no vale un pimiento, porque si tuviese un mínimo de ingenio para la falsedad ya le habrían contratado en Prisa.
Artículo publicado el 21 de junio de 2004
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