De cara a las elecciones del próximo fin de semana, está claro que todo vale. No hay más que seguir las intervenciones de los líderes de los dos principales partidos nacionales: uno repitiendo a modo de disco rayado su cantinela de “vamos a contar mentiras, tralará”; el otro fiándolo todo a ver pasar frente a su puerta el cadáver de su desacreditado enemigo político. El debate entre ambos no pasará a la historia por la aportación de ideas y propuestas constructivas.
A nivel local, salvando honrosas excepciones, sucede algo parecido. Un caso concreto es el del Bloque Nacionalista Gallego de Pontevedra, que, a falta de mejores argumentos, ha decidido publicar un panfletito plagado de viñetas que ha de ser visto “con humor y deportividad” para “reírnos juntos de las cosas que nos pasan por delante de la nariz”.
Los dibujitos del folleto en cuestión, firmados por el colectivo nacionalista Aldama Roca, le parecen al alcalde nacionalista Miguel Ángel Lores<strong> “simpáticos y entrañables, valientes e inteligentes” </strong>y un<strong> “regalo dedicado a todos los pontevedreses y pontevedresas”.</strong> Lógica la valoración hecha por el alcalde: todo son parabienes hacia su gestión municipal, aderezados con los desmesurados y maledicentes palos al candidato popular, Telmo Martín, e incluso a sus actuales socios socialistas de gobierno, si bien estos últimos (palos) más cariñosos.
De todas formas, lo realmente nauseabundo del libelo no es esto. Observen la ilustración que encabeza la presente entrada: un sujeto lamentándose porque merced a la maravillosa gestión de los nacionalistas la afluencia de turistas, numerosos como los desempleados bajo la férula de un gobierno socialista, le dejarán sin sitio en las terrazas. Este sujeto tiene un careto nada agradable, narigudo y orejón, siniestra la mirada, avinagrado el gesto. Pues bien, a tan repulsivo personaje le han colocado estratégicamente varias banderas de España en el polo. La asociación de ideas ya está clara: comentario despectivo hacia los turistas, crítica al alcalde del Bloque, feo y mal encarado igual a español, en contraposición a las muy bien escondidas bondades nacionalistas.
Fíjense ahora en las viñetas dedicadas al popular Telmo Martín: especulador juguetón sin escrúpulos, cara de bellaco malo malísimo de peli de piratas o bandoleros, desalmado y dictatorial con sus colaboradores… ¿Qué colores completan la escena para qué la fiesta no decaiga? Los de la bandera española, nos ha jodido, como símbolo de todas las villanías habidas y por haber, que para eso los españoles nos hemos dedicado desde tiempos inmemoriales a joder y oprimir a los pobres nacionalistas gallegos que, dicho sea de paso, de gallegos no tienen más que yo, se lo aseguro.
Pues nada, nacionalistos/as de Aldama Roca y del Bloque Nacionalista Gallego: allá vosotros con vuestra ignorancia, con vuestras falsificaciones, con vuestras historias de “ellos y nosotros” y con vuestras apreciaciones sobre qué “es simpático y entrañable, valiente e inteligente”, que de “humor y deportividad” vais muy justitos. Ahora bien, lamento tener que ser yo quien os diga que la bandera de nuestro país, España, en Pontevedra es querida y respetada: grande ha debido de ser vuestra desazón cuando la mayor explosión de júbilo colectivo que yo recuerdo haber vivido nunca (la copa del mundo de fútbol conquistada por la selección española) inundó las calles, plazas y balcones de la ciudad de rojo y amarillo. Y nunca lucieron más hermosas que ese día, por cierto.
Autor: Rafael Guerra
Publicado el 17 de mayo de 2011
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