Barrera (izq.) y Rigol, dos buenas piezas del nazional-separatismo catalán. |
No es nada fácil que el nacionalismo catalán sobrepase el nivel grotesco que viene ofreciendo desde hace varios años, hasta el punto de que parece mentira que sus propios adeptos no lo adviertan ni reparen en que semejante actitud fantasiosa se les vuelve claramente en contra y acaban por engañarse a sí mismos. Pues a pesar de ello, el nivel esperpéntico se mantiene al alza. El último ejemplo se ha producido en Nou Barris, distrito de Barcelona donde, a modo de ensayo general del referéndum previsto en toda la ciudad sobre la independencia de Cataluña, hemos contemplado un nuevo paripé salpicado de irregularidades. Y pese a todo, con un resultado espantosamente ridículo para sus promotores.
Por ejemplo, de los 119.772 electores (que de ser igual que otras veces han debido contar a los mayores de 16 años) solamente han participado 13.495, que representan el 11,27%, más otros 623 que no constaban como residentes en el distrito aunque no por ello se les ha impedido votar, como pueda ser el caso de dos auténticas momias políticas que en su momento ocuparon un altísimo cargo: Herribert Barrera (ERC) y Joan Rigol (Unió), ambos dos ex presidentes del Parlamento de Cataluña, ex diputados o senadores, etc. Lo de Barrera no es de extrañar, siempre ha sido un nazi y un xenófobo. Pero lo de Rigol tiene pinta de contagio de algún virus novelero. Por cierto, buen papelón el de Durán i Lleida cuando haya comprobado cómo uno de sus históricos, Rigol, no le hace ni puñetero caso en el tema del separatismo.
Además, considerando que Nou Barris es una zona con abundante población emigrante y predominio de asociaciones subvencionadas por el nacionalismo, lo más lógico es que haya votado un buen 'puñao' de gente sin derecho a voto (extranjeros) pero dispuesta a seguir en el pesebre de la subvención; es decir, probablemente han votado aportando cualquier documento que incluya una dirección del distrito, la que en su día les sirvió para empadronarse. Porque esa es otra, como no se pide siempre el DNI a la hora de votar (depende de lo alérgicos que sean en el centro de votación a un documento español), ni se figura inscrito en una mesa concreta, entre los trece mil y pico se habrá colado un alto número de quintacolumnistas procedentes de las situaciones más dispares, todas ellas abarrotadas de irregularidad si se comparan con cualquier referéndum aceptable. Y eso sin contar que unos cuantos de ellos, los más sectarios y tramposos, dado el nulo control de quien vota y dónde lo hace, habrá repetido en más de una mesa.
Y aún así, con toda suerte de trampas y propaganda a favor, donde priva lo droga ideológica a la puerta de los colegios, ha participado un magro 11,27% de votantes, de los cuales faltaría saber cuántos de ellos han introducido una loncha de chorizo en el sobre (si es que hay sobre) o, en cualquier caso, un voto en contra de la independencia, que también habrá algunos con ganas de juerga y de manifestarse a la contra. Tiene cojones que esto del nacionalismo sea tan desquiciante para tanta gente (a mí me parecen demasiados), dándoles un carácter pertinaz, y siempre incapaces de advertir que la realidad catalana marcha por un camino muy distinto.
Recordemos, finalmente, que la misma consulta fue suspendida el pasado 12 de marzo. ¿Razón? Llovía y acudiría poca gente. ¡No es p'amearse!
Autor: Policronio
Publicado el 28 de marzo de 2011
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