sábado, 15 de diciembre de 2018

Ha llegado la hora de Rajoy


Se han cumplido los pronósticos y el PP ha obtenido una holgada mayoría absoluta –nada menos que 186 diputados– en las elecciones celebradas este domingo y, libres al fin de la lacra de los funestos Zapatero, Rubalcaba y compañía, Mariano Rajoy será el presidente del gobierno español durante los próximos cuatro años.

Las circunstancias en las cuales Rajoy se hace cargo de la presidencia, por todos de sobra conocidas, son ciertamente complicadas y los problemas que habrá de afrontar el nuevo presidente son de primerísima magnitud. La agenda presidencial de los próximos meses se presenta cargada de asuntos cuyo carácter de urgencia no permite la menor dilación a la hora de encararlos. La hora es grave, pero esta misma gravedad proporcionará en mayor grado a Rajoy la posibilidad de demostrar hasta dónde alcanzan sus verdaderas dotes de estadista. 


En el terreno económico, Rajoy tiene que actuar inmediatamente y tomar, con resolución y valor, todas aquellas medidas encaminadas a que la dramática situación que padecemos deje de ir a peor como campo base para iniciar el durísimo ascenso hacia cumbres más desahogadas. El PP ha hecho de la pésima ejecutoria económica del PSOE el eje sobre el que ha girado su campaña electoral: es por tanto ahora su turno para demostrar que sus promesas van acompañadas de recetas y soluciones válidas.

Sobre la mesa de trabajo del todavía no estrenado presidente espera también el expediente candente de gestionar el problema del terrorismo etarra. Al alcance de Rajoy parece estar el acabar de una vez por todas y para siempre con ETA. Esperemos que sepa hacer honor a la palabra dada de no hacer ningún tipo de concesión a los asesinos y que el hipotético fin de la dictadura del terror no signifique el triunfo de los criminales y sus compañeros de viaje.

Tendrá asimismo Rajoy que posicionarse con claridad sobre otros temas no menos apremiantes. Veremos qué actitud y resoluciones adopta (si las toma) ante la nefasta situación de la educación en España y el adoctrinamiento en las escuelas camuflado bajo el eufemismo Educación para la Ciudadanía, ante el aborto, ante una más que necesaria regeneración institucional, ante los nacionalismos secesionistas, ante el revanchismo guerra civilista que supone la ley de Memoria Histórica, ante la discriminación por razón de sexo o ante la nula relevancia de España en el escenario internacional… cuestiones ninguna de ellas de entidad menor y sobre las cuales Rajoy habrá, ineludiblemente, de posicionarse sin ambigüedades y tomar decisiones desde su cómoda mayoría absoluta.

Tiene el señor Rajoy la gran oportunidad de prestar un gran servicio a su país y la indudable gravedad del presente momento –que supone, sin duda, una dificultad añadida– ha de servir de estímulo e incentivo para el líder popular. En cualquier caso, hay que conceder crédito a Rajoy, esperar acontecimientos y desearle toda suerte de éxitos, que redundarán en beneficio de todos los españoles. En su mano está no defraudar a los millones de votantes que han depositado su confianza en él y convencer de sus bondades como gestor a quienes han otorgado su voto a cualquier otra opción política o a ninguna. Ojalá, por el bien de España y los españoles, lo consiga.

Autor: Rafael Guerra
Publicado el 21 de noviembre de 2011

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