¡Que no cunda el pánico! Podemos estar tranquilos: gracias a la pericia y buen hacer de la ministra de defensa Chacón y sus antecesores socialistas en el cargo, según ella misma nos ha informado, tenemos un ejército perfectamente preparado para defender la integridad territorial de nuestro país. ¡Pobre de aquellos que, en gravísimo alarde de inconsciencia, osen invadirnos!
Así, ha señalado la aguerrida ministra Carmen como grandes hitos en la modernización del Ejército Español el ingreso en la OTAN, la profesionalización de las Fuerzas Armadas o el ingreso de la mujer en las mismas; para acabar concluyendo: “Tenemos el Ejército que Azaña soñó hace 80 años”, ya que, según la ministra, “fue el primero en concebir un Ejército eficaz como lo eran el de Francia y Alemania, pero aquel proyecto se truncó por la guerra y la larga sombra de la dictadura”. Ahí queda eso.
Lo expuesto por Chacón constituye nueva prueba de que los requisitos para ocupar un ministerio en España no son especialmente exigentes, y sólo en este contexto se puede encuadrar el delirio de chorradas, aderezadas con el inevitable aliño de analfabetismo y siguiendo fielmente el guión impuesto por la desmemoriada memoria histórica, proferidas por la ministra.
En primer lugar, hablar del Ejército actual como el “soñado por Azaña” no deja de ser un brindis al sol por parte de Carmen, que parece sentir especial devoción por el político alcalaíno. Por otra parte, la supuesta eficacia del Ejército francés a la que alude la ministra sería puesta en entredicho (siendo generosos) por los ejércitos alemanes nueve años después. ¿Y qué decir de la pretendida eficacia del Ejército alemán en 1931? Con las restricciones impuestas a la maquinaria bélica alemana por los tratados internacionales tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, la capacidad guerrera de las fuerzas armadas alemanas no se hallaba, a todas luces, en su mejor momento. Realmente, es admirable la capacidad de la ministra para condensar en tan pocas palabras tanta ignorancia.
Tras la ignorancia, llega el turno de la falsificación histórica (no exenta de la habitual dosis de incompetencia, es de suponer). La reforma militar impulsada por Azaña desde el Ministerio de la Guerra estaba probablemente bien concebida, como llegó a reconocer el propio Franco, pero al no carecer del sectarismo y prepotencia habituales en todas las actuaciones políticas de Azaña sus resultados prácticos fueron menos positivos de los deseados. Desconoce u olvida también Chacón el arduo trabajo llevado a cabo por Gil Robles, nombrado ministro en mayo de 1935, con Franco como jefe del Estado Mayor Central encaminado a mejorar la capacidad operativa y de medios del Ejército Español: perdón, había olvidado que semejante afirmación está en desacuerdo con la historia que ahora nos enseña el gobierno socialista, donde cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Y en todo caso, las reformas en éste y otros campos auspiciadas por Azaña no se truncaron por la guerra: fueron los ciudadanos en las elecciones de noviembre de 1933 quienes mostraron su disconformidad con la ejecutoria de Azaña como gobernante, hasta el punto de que la representación parlamentaria de su partido se convirtió en meramente testimonial, pasando de 26 a 5 diputados.
Aprovecharé también la feliz circunstancia de que yo pasaba por aquí para recordar ciertas actuaciones de Azaña que casan mal con su imagen de prohombre demócrata que la nueva historia socialista nos ofrece: su apoyo a la insurrección armada de diciembre de 1930; su comprensión hacia los incendiarios de mayo de 1931; su indiscriminado uso de la Ley de Defensa de la República que le permitía gobernar al margen de la constitución; sus intentos de revocar los resultados electorales de noviembre de 1933; sus ínfulas golpistas en el verano de 1934 y en octubre del mismo año…
Quédese usted, señora Chacón, con sus maravillosas reformas que le han permitido hacer realidad los sueños de Manuel Azaña; a pesar de usted, estoy convencido de que llegado el momento los militares españoles sabrían estar a la altura de la situación. Fíjese, Carmen, si estarán a la altura que lo harán de forma inversamente proporcional a la capacidad para mandarlos que tiene su calamitosa ministra, que ya es decir.
Autor: Rafael Guerra
Publicado el 23 de febrero de 2011
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