La próxima semana visita España la todopoderosa canciller alemana Angela Merkel. Probablemente viene a comprobar personalmente cómo marcha el programa de reformas que debe aplicar el Gobierno español. Por lo tanto no es una visita de igual a igual entre dos mandatarios europeos con puntos de vista y proyecto común para salir de la crisis, como seguramente nos tratará de hacer creer la referencia oficial del encuentro, es decir la versión gubernamental y de los medios afines. Nada de eso: la señora Merkel, jefa de Europa, viene lisa y llanamente a examinar al aprendiz Zapatero, quiere ver si está haciendo bien los deberes y tratará de apremiarle para que termine de pasar, sin más demora, por el aro del programa de gobierno que dicha jefa, en nombre de la Unión Europea, tiene pensado para España.
Es una humillación que tiene que soportar este país gracias a la incompetencia e irresponsabilidad de un presidente al que ya nada le importa con tal de aguantar en la poltrona. Resulta patético ver cómo tanta demagogia, tantas mentiras y meteduras de pata le estallan en la cara a Zp, y ante los organismos internacionales. Nada que ver la auténtica realidad acerca de la recuperación económica con los brotes verdes o la solidez del sistema financiero español que ha ido divulgando por ahí sin cortarse un pelo. Ahora, deprisa y corriendo, toca hacer todas las reformas estructurales exigidas desde fuera, mientras Gobierno, sindicatos y patronal han estado, y están, mareando la perdiz de los posibles acuerdos y soluciones, que no terminan de llegar principalmente por la obstinación de unos y otros en hacer prevalecer sus propios intereses por encima de los generales.
Pero vistos los resultados conseguidos hasta ahora con las reformas, Angela Merkel no va a tener más remedio que leerle una vez más la cartilla a Zapatero y darle otro buen tirón de orejas. Lamentable.
Autor: Fernando León (Firmas invitadas)
Publicado el 26 de enero de 2011
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