Se aproximan las municipales y los partidos afilan uñas y perfilan estrategias: mucho es lo que está en juego y cualquier arma es susceptible de ser usada en el intento de desprestigiar al oponente y rebañar los máximos votos posibles. En este juego electoral, han destacado por su chabacanería los responsables de las Juventudes Socialistas de Arganda del Rey, que (supongo que a falta de mejores ideas) han decidido tirar de condones para hacerle la puñeta al PP.
Que nadie se asuste: los citados condones no los utilizarán los cachorros socialistas para dar por dónde en cada caso pudiese corresponder a los miembros del PP con total seguridad y protección (que para eso los socialistas son los que más saben de sexo seguro); se distribuirán acompañados de un folleto como parte de una campaña propagandística con el lema “Prevenir al Partido Popular está en tus manos”.
Semejante horterada es digna hija de quien la ha concebido (sin condón, es de suponer) y hasta el lema está mal elegido, ya que propugna todo lo contrario de lo preterido por los condoneros socialistas. E incluso no sería de extrañar que al final el tiro les pudiese salir por la culata.
Como decía el gran Chiquito de la Calzada, yo de la cosa sexual no sé mucho, pero se me ocurren varias situaciones, en absoluto descartables, que pueden devenir en aluvión de votos para las filas populares. Supongamos, verbigracia, que Carlos y Pepi, jóvenes socialistas convenientemente equipados con los preservativos anti PP, deciden retozar y pasar un rato agradable mientras joden al enemigo (PP en este caso). Y resulta que la Pepi tiene semejante orgasmo que incluso ve luces de colorines, le atribuye el mérito a la gaviota en vez de al pobre Carlos y se convierte en fiel votante pepera. Por amor, Carlos sigue los pasos de su enamorada y decide engrosar las filas de Mariano: ya han volado dos votos, chavales. Y todo por vuestra culpa.
Otra posibilidad, que a buen seguro habrá de acaecer, es la de Puri y Miguito. En plena faena amorosa, ¿quién garantiza que la buena de Puri no se entretendrá leyendo los folletos que acompañan a los condones en lugar de honrar a Miguito como éste se merece? Ante tamaña humillación, el despechado Miguito se ciscará en los puñeteros condones, en el PSOE, en Zapatero y hasta en Pablo Iglesias (aunque no sabe quien fue ha visto una foto muy chula del abuelete) y, como justa represalia, decidirá votar al PP. En su intento de recuperarlo, la insensata Puri hará lo mismo y, si mis cuentas no fallan, ya van cuatro votos menos por vuestra mala cabeza, mozalbetes: ¡inconscientes, que sois unos inconscientes!
Otra faena, y ésta gorda de verdad, podría sobrevenir en las personas del Andresín y la Julita sin ir más lejos. No sería extraño que la gomita socialista se rompiese y la Julita se quedase embarazada: la vida es así de puñetera y a veces estas cosas suceden. Y al Andresín, que no se perdía una manifestación pro aborto, se le despierta el instinto paternal y dice que el aborto está bien para los niños de los demás pero que al suyo, de acuerdo con Julita, no se lo toca nadie, faltaría más. Y además decide votarle al PP, que hay que mirar por el futuro de la criatura. La Julita, cuyo porvenir en el PSOE se intuía muy venturoso, ve truncada su incipiente carrera por razones obvias: lo que mola en el currículum es un aborto, no un niño de teta y con mocos. Así que decide probar fortuna en el PP, donde siempre es bien recibido un socialista que haya caído del caballo. A lo tonto, a lo tonto ya habéis perdido seis votos, colegas. Que serán siete cuando el niño cumpla los 18. Y los que seguiréis perdiendo. Por zoquetes, aunque nunca querréis reconocerlo.
Por mí, cachorrillos condoneros del PSOE de Arganda del Rey, podéis hacer (con goma o sin ella) lo que queráis, que me importa bien poco. Es verdad que a la juventud se le supone algo más, pero visto lo visto casi os prefiero enredados con el tema de los preservativos. Y es una pena que vuestros mayores no hagan lo mismo: mejor sería que, con la máxima protección, por supuesto, se diesen por ahí o por allá entre ellos y dejasen de darnos a los demás.
Autor: Rafael Guerra
Publicado el 30 de enero de 2011
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