Palau de la música (Barcelona). |
Hay algo más que indicios vehementes para creer que los separatistas de CiU (lo de nacionalistas es un eufemismo para crédulos) están pringados hasta las cejas en unos cuantos chanchullos que Millet, el capo del Palau de la Música Catalana, se encargó de ‘ordeñar’ durante 23 años. Objetivo: Amamantar al partido responsable de que la clase política catalana acabase pervertida, adquiriendo casi toda ella un marcado tinte totalitario como consecuencia de esa atmósfera irrespirable que los de Pujol, bajo el eslogan de “hem de fer país”, fueron creando con ánimo de neutralizar a quienes no comulgaran con su idea de mayor calado, como fue y sigue siendo la de implantar una nación donde nunca la hubo.
Calcetín del supuesto artista Tapies. |
Millet trincó lo suyo, que pocas dudas caben al respecto aun cuando deba adjudicársele la condición de “presunto”, lo mismo que a los presuntos chorizos de CiU, que en esos años fueron adquiriendo unos ahorrillos destinados a sus numerosas campañas para cuando dejaran de gobernar. Vamos, que el legado de Millet consistió en un calcetín bien repleto, de superior tamaño incluso al al de Antoni Tapies, con el que aguantar a pie firme los años de travesía en la oposición. De ahí que, a diferencia de otras formaciones que hubiesen acabado poco menos que embargadas y disueltas, éstos de CiU no se hayan resentido casi en nada a la hora de manejar pasta larga de origen irregular Presuntamente, claro.
Por una vez voy a estar de acuerdo con la frase rotunda de un comunista: “El ex presidente autonómico [Jordi Pujol] conocía ‘de manera clarísima’ el pago de comisiones de la empresa Ferrovial a Fèlix Millet, porque en Cataluña ‘no se movía nada’ que Pujol no supiese”. Quien así se expresa es Joan Boada, número dos de la consejería de Interior y militante de ICV. Es decir, los comunistas-verdes. ¡Qué no sabrán en Interior del Gobierno catalán sobre la trayectoria corrupta de Pujol como para que Boada hable con semejante claridad! Recordemos al respecto las famosas palabras de Maragall: “Ustedes tienen un problema del tres por ciento”. Cifra que si entonces parecía baja, tal vez no lo sea tanto si se considera que debía ser la parte destinada a los convergentes una vez que Millet había efectuado el reparto. Y es que había muchas bocas que alimentar. Al menos las de 300 familias, casi todas convergentes. De ahí que, a poco que uno busque en Internet, enseguida podrá comprobar en qué clase de estercolero se ha convertido la política en Cataluña.
Autor: Policronio
Publicado el 7 de agosto de 2010
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