Le ha faltado tiempo a Rodríguez Zapatero para lanzar las campanas al vuelo, tras el acuerdo económico y social alcanzado entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos, con su correspondiente foto en la Moncloa. Ha llegado a afirmar que en el segundo semestre del presente año se creará empleo neto en España y de paso ha vislumbrado, poco menos, que la pronta salida de la crisis de nuestro país, en uno de esos ataques de optimismo patológico a que nos tiene acostumbrados. Está claro que se ha apuntado el tanto del acuerdo como un triunfo personal, lo que incluso podría encumbrar su candidatura a las próximas elecciones generales.
Una vez más, y ya no sé cuántas van, Zp se atreve a hacer pronósticos sobre la creación de empleo, pronósticos que todos conocemos "lo certero que son", dicho esto entrecomillado, naturalmente. Aún recordamos el lema de su campaña electoral del año 2008, el del “Pleno Empleo”, que, visto los cerca de cinco millones de parados que hasta la fecha ha provocado la inacción e ineficacia de su política económica, es como para haber presentado la dimisión hace tiempo, aunque solo fuese por dignidad.
Ha culminado, pues, este pacto a tiempo para presentárselo a la “fracasada” Merkel en su venida a España y, así, dar la imagen de que se están haciendo las cosas. Lo malo para Zp es que ese acuerdo ha salido justo en el momento de conocerse los datos del aumento del paro en enero y la caída en picado del número de afiliados a la seguridad social, dando una nueva bofetada de realidad a sus ilusorias previsiones.
No es posible que un acuerdo alcanzado en tan poco tiempo y a trancas y barrancas pueda salir bien, sobre todo teniendo en cuenta los años que Zapatero ha malgastado mirándose el ombligo, despilfarrando los recursos públicos y soltando disparates a diestro y siniestro sobre la solidez de nuestra economía. No hace falta ser un entendido en la materia para comprender que asuntos de este calado, que afectan a los pilares básicos del Estado (reforma laboral, de las pensiones y de la economía española en general) necesitan tiempo para ser tratados y para madurar, y, además, contando con el principal partido de la oposición, el que está llamado a gobernar, algo que no se ha hecho.
El pacto económico y social, por tanto, más bien parece una nueva puesta en escena del Gobierno y de los llamados agentes sociales, en un país que no termina de arrancar, que necesita una verdadera reconstrucción en muchos ámbitos y en donde el desempleo, lejos de disminuir, aumenta por momentos, al igual que la desconfianza y la incertidumbre con respecto a nuestro futuro y el de nuestros hijos.
Autor: Fernando León (Firmas invitadas)
Publicado el 2 de febrero de 2011
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