Siempre he dicho que un gay es un maricón con dinero, salvando que un maricón puede o no ser homosexual, y muy pocas veces afeminado. Pero que siempre es un cabrito que, por resentimiento, soberbia o vaya usted a saber por qué, siempre anda dando por saco a los que menos se lo merecen.
Y sí el gay se arrejunta en un kolectivo, con el fin de exigir el reconocimiento de ciertos “derechos sociales”, que no va más allá del derecho a recibir una subvención, por aplaudir al socialista islamofascista de turno, valga la redundancia, ya sea de izquierdas o de derechas, de cabrito muta a cabrón.
De no ser ello, esto sería inconcebible. Pero como es ello, es concebible de todas todas.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 10 de junio de 2010
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