Teatro romano de Cartagena (Región de Murcia-España) |
Es ya de por sí gratificante que se plantee una alternativa que se atreva a poner en cuestión un modelo de política cultural, el vigente bajo el Gobierno socialista, caracterizado por el intervencionismo, el amiguismo y el sectarismo, y cuyo objetivo primordial es contentar a determinados 'lobbies' de la progresía para lograr adhesiones inquebrantables. El Partido Popular ha presentado en forma de declaración programática sus propuestas en materia de cultura, y tuvo a bien hacerlo en un marco verdaderamente incomparable: La bella y bimilenaria ciudad de Cartagena, inmensamente rica en evocaciones y manifestaciones históricas y culturales.
Cabe destacar las siguientes líneas de actuación propugnadas por la Declaración:
-La eliminación del partidismo en las iniciativas culturales que se lleven a cabo desde las distintas administraciones del Estado.
-El respeto institucional por la independencia de intelectuales, creadores y artistas, con la consiguiente ausencia de interferencias en su trabajo creativo.
-La estabilidad de la legislación en materia cultural, de modo que el mundo de la cultura quede ajeno a la controversia partidista, y la industria del sector pueda contar con un marco regulatorio sencillo, eficaz y estable.
-La industria cultural ha de ser considerada como sector clave en la creación de riqueza, calidad de vida presente y capitalización futura, así como pieza fundamental en la salida de la crisis económica.
-En lo que respecta a Internet, el compromiso por parte de las instituciones de facilitar la creación de plataformas de difusión y venta de productos intelectuales a través de la red, que no culpabilicen ni castiguen al usuario, que en ningún caso presupongan el establecimiento de filtros de censura y que, al mismo tiempo, reconozcan plenamente el valor y la dignidad del trabajo de los autores.
-Una Ley de Mecenazgo que contemple ventajas fiscales para las inversiones de la iniciativa privada en el sector cultural, con el fin de favorecer el enriquecimiento del patrimonio cultural español y, a su vez, poner límites al intervencionismo político en la creatividad de artistas y creadores, que de esta forma quedarán liberados de la dependencia del mecenazgo de las Administraciones públicas.
Se trata sin duda de propuestas encaminadas a propiciar la libertad e independencia de intelectuales, artistas y creadores y evitar la perversa interferencia del poder político en materia cultural. Ahora bien, no cabe esperar del PSOE, y menos del actual, un acuerdo de este tenor: Además de querer apropiarse en exclusiva de la defensa de una supuesta 'cultura pública' (que la es sólo porque se financia a través de los impuestos de todos), no va a renunciar a seguir utilizándola como mero aunque poderoso instrumento de captación de votos.
Autor: Pedro Moya
Publicado el 19 de mayo de 2010
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