Hay que ver la de vueltas que le están dando los sindicatos en éste mes, junio de 2010, al asunto de la huelga general. Tienen razones objetivas para hacerla, según sus criterios de ocasiones anteriores, aparte de que el Gobierno ha llevado al país al borde de la ruina y en particular, a millones de familias, mientras el caciquismo y la corrupción campa por todo el país. Pero hacerla contra un Gobierno de izquierdas, que les ha tratado bien, que les ha proporcionado una situación de privilegio y poder, no les gusta.
No cabe duda de que los sindicatos CCOO y UGT se saben cada vez más cuestionados. Anclados en el convenio colectivo, que liga los salarios más al IPC que a la productividad o la situación particular de cada empresa y que ha hecho que España haya ido perdiendo competitividad, son un lastre para la economía. Demasiado ideologizados, son prácticamente prolongación de los partidos políticos de izquierdas. No pueden cambiar y tienen que defender su statu quo ante el peligro de ser desbordados por otro tipo de organizaciones sindicales, nuevas y más modernas. Se saben en un brete y les embarga el malestar. Claro, que más malestar embarga a los empresarios quebrados, a los parados, y en general, a la ciudadanía harta del derroche, la incompetencia y la corrupción.
Autor: Bucan (Firmas invitadas)
Publicado el 15 de junio de 2010
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