Definitivamente, nos estamos volviendo locos. Ya no basta con que un alumno musulmán, nacido en España pero de familia marroquí, denuncie a su profesor por aludir a los jamones de Trevélez en una clase de geografía. Dejo al margen la respuesta del profesor (a saber si poco o nada afortunada) hacia un alumno sobre el que todo apunta a su condición de ‘matón’ de clase y paradigma del típico islamita que en absoluto se adapta a nuestras costumbres al pretender imponer las suyas.
No, la locura va mucho más allá y afecta de lleno a nuestra Historia, de la que al decir de unos cuantos antisistema deberíamos de arrepentirnos amargamente, con verdadera contrición, para luego repudiarla y acabar por borrarla de los libros, especialmente si en ellos se tratan las gestas admirables de nuestros antepasados, como por ejemplo una Reconquista que duró cerca de ocho siglos y concluyó con la toma de Granada, donde al rey nazarí, a sus cortesanos y a cuantos quisieron acompañarle, al contrario de ese genocidio que se alega, se les facilitó la salida hacia el lugar de procedencia de sus ancestros: África. Porque no olvidemos que los musulmanes llegaron de África, invadieron nuestro territorio y acabaron con un estado unitario llamado Hispania. Y lo hicieron en diversas oleadas a cual más belicosa: primero los árabes y más tarde los almorávides, almohades y benimerines, estos últimos tan relacionados con Granada.
Pues bien, una verdadera patulea antisistema, de herederos directos de ese marxismo acogido a cualquier causa insurrecta que les venga al pelo para desestabilizar España, lleva años manifestándose cada 2 de enero (se prepara una buena para dentro de unos días), que es cuando se conmemora la toma de Granada, en cuyos actos de celebración sale la Corporación municipal al balcón del Ayuntamiento, donde se muestra el pendón de Isabel la Católica y se concluye dando las voces rituales de: “¡Granada, Granada, Granada!”, etc.
Entre los que no aceptan una conmemoración arraigada durante más de cinco siglos, siempre con asistencia masiva de granadinos, se encuentra la gente de Izquierda Unida, que jamás asiste al acto, acostumbra a denunciarlo por antidemocrático (je, je) y lo considera el recordatorio de un genocidio (¡!). Pero hay quien va aún más lejos, como es el caso de la asociación “Identidad Andaluza” (musulmanes encubiertos), cuya principal campaña anual se monta en contra de la celebración de la toma de Granada, acto al que califican de retrógrado e intolerante (sic). Y es que tiene guasa que sean precisamente los musulmanes quienes califiquen a otros de tal modo.
En resumidas cuentas, es preciso frenar esta aberrante simbiosis entre el marxismo y el islamismo, dos ideologías totalitarias que juntas poseen una capacidad ilimitada para la propaganda adulterina y el daño a la convivencia, cuyo único propósito es crear la turbiedad ambiental suficiente como para pescar en río revuelto.
Autor: Policronio
Publicado el 20 de diciembre de 2010
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