La llamada operación ‘Faisán”, es decir, ese chivatazo a cargo de la policía zapaterina (no confundir en absoluto con el Cuerpo Nacional de Policía) que propició la huida de los terroristas etarras ante la inminencia de una redada en el bar del mismo nombre, lleva cuatro años de investigación exhaustiva (¿?) y a cargo, casualmente, de los amigachos que presuntamente perpetraron tan grave delito. Perpetradores condecorados o ascendidos, según costumbre en estos casos. Desde entonces, el expediente no ha dejado de pasar de juez en juez, de engordar sus páginas con toda clase de declaraciones que comienzan siempre con un “no me acuerdo” (Alzheimer espontáneo) y tiro porque me toca. Eso sí, estamos de tal modo después de que el sumario se pudriera durante una larga temporada en un cajón del juzgado de don Baltasar, el redentor de toda causa pestilente, y de que el fiscal amiguete llegase a argumentar que no había razón alguna para procesar a nadie.
Intereconomía, un medio periodístico que está demostrando poseer no pocos bemoles y que se ha vuelto imprescindible a la hora de conocer esas verdades que nunca destapa el séquito de periodistas aduladores de ZP, ofreció anoche un reportaje en televisión, seguido de un amplio coloquio, acerca del asunto ‘Faisán’. Se escucharon las grabaciones de los etarras, donde quedaba nítida la complicidad policial, y se proyectaron imágenes, muchas de ellas teatralizadas, del itinerario seguido por los delincuentes de uno y otro lado.
Tras las imágenes, una serie de personajes argumentaron sobre las evidencias acerca de la implicación policial y del consentimiento, por no hablar de orden directa, de los políticos de Interior. La presunta responsabilidad del delito se frenó entre los comentaristas en el secretario de estado del Departamento, un tal Antonio Camacho, pero los espectadores no cesaban de ratificar en sus mensajes, esos que aparecen a pie de pantalla, la creencia de que la orden había partido de más arriba y que en el ‘trabajito’ también estaban pringados Rubalcaba y el propio ZP. Incluso hubo alguna nota (me limito a levantar acta) que veía en este afrentoso delito, claramente conspirativo, las mismas manos que se movieron detrás de las evidencias del 11-M. Si algún día se llegara a demostrar algo así, lo que no será fácil si es Marianico el corto el que accede a la presidencia del Gobierno, no seré yo de los que se extrañe ‘nimijita’. No quiero acabar esta entrada sin formularme a mí mismo una pregunta: ¿Qué razón habrá para que Pedro J., de suyo tan lanzado en otros temas, no haya dicho esta boca es mía en el caso ‘Faisán’?
Autor: Policronio
Publicado el 18 de septiembre de 2010
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