sábado, 10 de noviembre de 2018

¡Busquen a mi asistenta, coño!

Tejero en el Congreso de los Diputados.

Dice la sabiduría popular, refiriéndose al trapicheo moral que con la honradez se traen los socialistas, que todos somos muy buenos, hasta que nos ponen donde haiga. 

Ejemplo de integridad socialista donde la haya, hasta que se colocó como es debido, fue Juan Guerra, hermano del primer vicepresidente socialista de la democracia, Don Alfonso, que entre cafelito y cafelito en la Delegación del Gobierno en Andalucía, se hizo un capitalito, para ir tirando. Tal que Don José Bono, que entre rosario cantado y rosario rezado le ha dado tiempo a cubrirse las espaldas con no menos de mil millones de las antiguas, y al paso que vamos, futuras pesetas.

Otro socialista muy honrao, hasta que el olor del dinero le enturbió las entendederas, fue Luis Roldán, que se iba de putas con los cuartos que le robaba a los huérfanos de la Guardia Civil, hasta que le trincó Luis Alberto, antiguo jefe de De la Vega, la bien pagá.

Carmen Pereira, delegada del Gobierno en Extremadura.

Y dejando de lado, aunque no tanto, el perturbado amor por lo ajeno que tradicionalmente han mostrado los socialistas, no tengo por menos que emocionarme ante la marcialidad y energético carácter, con que nos ha sorprendido delegada del Gobierno en Extremadura, Doña Carmen Pereira, como aquel entrañable futbolista del Atleti, que ante la perspectiva de pasar una noche al pairo, por perder las llaves de su casa, no tuvo otra ocurrencia que dirigirse a la pareja de la Guardia Civil, con objeto de dirigirles una orden que hará furor en los cuartelillos: “Busquen a mi asistenta, coño”.

Lo dicho, que Dios o el pueblo soberano los ponga donde haiga.

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 5 de junio de 2010

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