lunes, 12 de noviembre de 2018

Breve historia negra del PSOE (y V) Franquismo, Transición, Democracia (1939-2010)


Tras la derrota en la Guerra Civil, los líderes socialistas en el exilio continuaron con sus interminables disputas. Especialmente agria fue la polémica mantenida por Prieto y Negrín en cartas cruzadas. Así, el primero acusaba al segundo de ser el máximo responsable de la derrota sufrida. Negrín sostenía que era gran mérito suyo el haberla retrasado y casi haber conseguido enlazar la contienda española con la Guerra Mundial. No obstante, el principal punto de desacuerdo era la administración de los cuantiosos fondos situados en el extranjero. Desde antes de finalizar la guerra, Negrín se había preocupado de expatriar el producto de los robos y saqueos llevados a cabo: joyas, oro, plata, bonos, títulos, obras de arte... Parte de estas requisas, cargadas a bordo del yate Vita, cayeron en manos de Prieto en México, en una maniobra que Negrín juzgo ilegítima y exigió la devolución del fabuloso tesoro. Devolución a la que se negó Prieto amparándose en el apoyo de la fantasmal Diputación Permanente de las Cortes


Con las riquezas robadas, Negrín puso en funcionamiento el SERE (Servicio de Evacuación de los Refugiados Españoles). Como contrapartida, Prieto creó la JARE (Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles). Ambas concedían subsidios a ciertos exiliados, fundamentalmente a las élites, con miras interesadas y en función de la militancia política, lo que provocó numerosas críticas y malestar. De hecho, para recibir ayudas del SERE era necesario suscribir un documento condenando la actuación de la Junta de Defensa Nacional. Largo Caballero opinaba sobre Negrín y el SERE: "(...) se ocupó de preparar el tinglado (...) colocando fondos en varios sitios y a nombre de diferentes personas. El oro depositado en Rusia (...) en Francia e Inglaterra se convertiría en francos y libras (...) Con estos medios económicos constituyó Negrín el SERE. Creyó que volveríamos pronto a España y procuró sostener una clientela que le sirviese de apoyo después de la repatriación". Palabras demostrativas, por otra parte, de que había más opciones que la URSS para colocar el grueso de las reservas de oro españolas durante el gobierno del propio Largo. Según Cipriano Mera el propósito de Negrín era "(...) seguir manejando sin rendir cuentas a nadie los fondos sacados de España e intentar imponerse mediante la coacción económica a los miles de refugiados españoles". Tanto el SERE como la JARE no tardarían en desaparecer.

Mientras tanto continuaban las discordias en el seno del PSOE, con dos comisiones ejecutivas reclamando la representatividad del partido. Negrín seguiría actuando como presidente del gobierno en el exilio hasta 1945, en que fue sustituido por Giral. Posteriormente sería expulsado del PSOE.


Durante la II Guerra Mundial, la actividad de los socialistas fue escasamente significativa y se redujo a esperar el anhelado y triunfal regreso sobre los victoriosos blindados aliados. No sucedería así. En 1947, Rodolfo LLopis sería efímero presidente del gobierno en el exilio, patético y esperpéntico organismo que reclamaba la representatividad de una supuesta legalidad republicana. No le faltaba razón a Araquistáin al opinar " (...) Juana la Loca paseó por media España el cadáver de su marido (...) Nosotros hacemos algo parecido con la República (...) Ha llegado el momento de dar por terminado este triste espectáculo internacional (...).

La nueva estrategia del PSOE fue buscar el acercamiento a grupos de derecha antifranquistas y otros moderados. Así en 1948 firmaban con sectores monárquicos el pacto de San Juan de Luz y declaraba Prieto que los enemigos eran "el totalitarismo falangista y el totalitarismo comunista". En 1962 se celebró el Congreso de Munich, que aglutinó a buena parte de la oposición a Franco excluyendo a los comunistas. Aunque para autores como Preston esta cita habría sido fundamental para el posterior establecimiento de la democracia, su influencia en tal sentido fue prácticamente nula.

No obstante, ya en esta década el viento empezaba a soplar en otra dirección y el PSOE del interior iba ganando enteros con respecto al exilio. Según Múgica, los exiliados eran "gente casi anciana, hecha a sus guerras y a sus recuerdos (...) el exilio no marca evoluciones sino que, por el contrario, fija la nostalgia". A finales de los 60, con el inicio de los atentados terroristas de ETA, el PSOE mostró comprensión hacia estos "patriotas antifranquistas".


En el congreso de Toulouse de 1972, se produciría la ruptura entre el PSOE histórico y el PSOE renovado. En el congreso de Suresnes de 1974, con el apoyo del SPD alemán y los socialistas franceses, suecos e italianos, el PSOE renovado se impondría definitivamente al del exilio. Felipe González y Alfonso Guerra eran los principales líderes. La nueva dirección situaba la línea del partido a la izquierda del PCE y no renunciaba a un planteamiento "de clase". Se hacía constar también que las nacionalidades ibéricas serían clave en el proceso constituyente.

En 1975, y en conjunción con partidos radicales y nacionalistas como ERC, el PSOE forma la Plataforma de Convergencia Democrática en clara oposición a la Junta Democrática auspiciada por el PCE. Ambos organismos acercarían posiciones con motivo de la condena a muerte de once terroristas (finalmente se cumplirían cinco de estas condenas) y mostrarían su solidaridad con los condenados. En 1976, Plataforma y Junta se unirían en la llamada "Platajunta". El PSOE hizo explícita declaración de marxismo y se declaró "de masas y de clase". En las calles, los socialistas participaban en huelgas y agitaciones, hábitat en el que siempre se habían sentido muy a gusto.


Tras convertirse en la segunda fuerza política del país, en 1979 el PSOE renunció oficialmente al marxismo, decisión que levantó gran oposición en el seno del propio partido. Poco después llegaría la época de " OTAN, de entrada no" con la consiguiente agitación callejera. Espectacular fue la evolución de Javier Solana, que pasó de encabezar, pancarta en mano, manifestaciones contra la entrada en la OTAN a ocupar la secretaría general de la misma en pocos años.

El 28 de octubre de 1982 el PSOE obtiene la mayoría absoluta tras las elecciones generales y Felipe González se convierte en presidente del gobierno. No abandonaría el poder hasta catorce años después.


Desmintiendo un lema electoral del partido ("Cien años de honradez"), esta etapa de gobiernos socialistas supuso la instauración de la corrupción generalizada y a niveles nunca antes conocidos, excepto tal vez durante la Guerra Civil bajo gobiernos casualmente también socialistas. Entre los casos de corrupción más famosos están el de los fondos reservados, el caso Juan Guerra (hermano del vicepresidente Alfonso Guerra),  el caso Filesa (financiación ilegal del PSOE), el caso Roldán (director de la Guardia Civil), el caso Ibercorp, caso Rumasa (expropiación del Holding y posterior reprivatización), caso BOE, caso Ollero, caso Palomino (cuñado de González), caso RENFE... y así hasta el infinito. Sobre el tema de la corrupción opinaba el socialista Joaquín Almunia: "Hay gente en el partido que no se atreve a valorar, aún hoy, los escándalos de corrupción en toda su dimensión (...) Durante años caímos en la equivocación de considerar que las críticas eran ataques de nuestros enemigos, que no podía existir un socialista corrupto y que el partido se podía financiar como le diera la gana (...) Creíamos que si alguien tenía carné del PSOE, por muy golfo que fuera, había que protegerlo, había que ampararlo (...) Aquello era letal". (el subrayado es mío).

Otras nefastas actuaciones de los socialistas fueron la reforma en el sistema de elección de miembros del CGPJ, reforma encaminada a politizar la justicia (en palabras de Guerra había que enterrar a Montesquieu); la feroz crisis económica, el Plan de Empleo Juvenil, que instauró los llamados contratos basura; las leyes de reforma educativa; el aumento del paro; la aprobación de la ley del aborto... Los sindicatos organizaron dos huelgas generales (1988 y 1994) contra distintos gobiernos de González.

Durante los gobiernos de González, entre 1983 y 1987, estuvieron activos los GAL, grupos terroristas creados para la guerra sucia contra ETA. Estos grupos terroristas asesinaron a decenas de personas y también organizaron secuestros y delitos económicos. Como era de suponer, los GAL, al ser criaturas socialistas, no fueron ajenos al "factor chapuza" y personas que nada tenían que ver con ETA fueron víctimas de las acciones terroristas. Entre otros altos cargos juzgados y condenados por su implicación en los GAL están José Barrionuevo (ex ministro socialista), Rafael Vera (secretario de estado), Rodríguez Galindo (general de la Guardia Civil), Julián Sancristóbal (gobernador civil). Se desconoce quién fue el "Señor X", supuesto dirigente de los GAL, pero no ha faltado quien señale directamente a González. El propio González impidió la investigación sobre los fondos reservados con los que fueron financiados los GAL.


Tras la derrota en las elecciones de 1996 y 2000, en este último año Rodríguez Zapatero pasó a ser el nuevo dirigente del PSOE. Hasta 2002 llevó a cabo una oposición relativamente moderada, pero este año marcó el punto de inflexión para la radicalización. Asuntos como los del Prestige, la crisis con Marruecos por Perejil (donde Zapatero secundó la postura marroquí) y la guerra de Iraq fueron utilizados por el PSOE, en connivencia con radicales y el "sindicato de la zeja" (colectivo de personajes con buenas razones para estar agradecidos a los socialistas) para volver a tomar las calles, ecosistema de su preferencia, de forma histérica. 


En 2004, tras los sangrientos atentados del 11 M en víspera electoral, los socialistas salieron a las calles, se manifestaron ante las sedes del PP... y Zapatero se convirtió en presidente del gobierno. Sería reelegido para el cargo en 2008. Ejemplo de su política son la complacencia con los nacionalismos radicales, la promoción de la Alianza de Civilizaciones, el apoyo al aborto y a la eutanasia, la creación de ministerios como el de (des)Igualdad que van camino de convertir al varón en ciudadano de segunda, el hostigamiento a la Iglesia... Durante su gobierno estamos sufriendo una crisis económica (que los actuales gobernantes estuvieron negando durante meses) de consecuencias terroríficas y cuyo final no se vislumbra. Y es de suponer que la historia negra continúe.

EPÍLOGO

Cuando decidí escribir esta historia negra del PSOE, en absoluto pensaba que fuese a necesitar cinco artículos y no precisamente de poca extensión. Aún así, he tenido que seleccionar y omitir numerosos sucesos y declaraciones ante la perspectiva de necesitar al menos el doble de artículos, lo que a todas luces sería excesivo. Está claro que la historia negra del PSOE da para mucho.

Creo honestamente que las actuaciones del PSOE a lo largo de su historia han sido francamente perjudiciales para España. Hasta los años 30 fue un partido claramente revolucionario y máximo responsable de desgracias que azotaron a nuestra nación. El PSOE actual ha cambiado mucho con respecto al de Pablo Iglesias o Largo Caballero, pero sigue conservando ciertos hábitos preocupantes: su dogmatismo, su deslealtad, su falta de ideas en materia económica, su sectarismo, su auto atribuida hiperlegitimidad moral que le permite repartir patentes de democracia en virtud de no se sabe muy bien qué títulos... Mientras el PSOE no corrija estos tics y vicios del pasado no será un partido plenamente integrado en una democracia liberal. Por el bien de España ojalá lo consiga lo antes posible.

Autor: Rafael Guerra
Publicado el 22 de junio de 2010

Enlaces a capítulos anteriores:





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.