domingo, 14 de octubre de 2018

Yo digo no al Islam (Actualización)


Es muy probable que uno de los efectos no deseados por los promotores del terrorismo islamofascista lo constituya el hecho, que ha decantado en contra a gran parte de la población adormecida por el pensamiento políticamente correcto, de la perversidad intrínseca del Islam.


De no haber sido por las bombas, es muy probable que el Islam y sus prácticas, inasumibles por nuestro código de valores, hubieran seguido siendo para la gran mayoría de la población occidental -infieles demoníacos, susceptibles de ser aplastados- un mero exotismo a deglutir con ocasión del disfrute de cualquier canal temático de televisión, a la hora de la siesta.

Por supuesto que las bombas han atemorizado a buena parte de la población que, en unos casos, está dispuesta a rendirse con armas y bagajes al enemigo y en otros,  a consentir graves recortes en sus derechos y libertades, en procura de la derrota de aquel.

Pero con ser perverso el terrorismo, devastador de vidas y haciendas, lo es más la religión-ideología que lo alimenta. Esa religión-ideología-código de valores-normativa jurídica que condena a la mitad de la población de su ámbito al olvido y la postración. En resumen, a la sumisión.

Es por ello, que aunque por arte de birlibirloque se acabara la pesadilla del terrorismo de ese corte, las mujeres, por el solo hecho de serlo, seguirían sufriendo acoso, marginación y desprecio. Y quien dice las mujeres, dice los homosexuales y todos aquellos que molesten a los intérpretes del Profeta. 

Por ello digo: ¡no al velo islámico en nuestra Nación ni en ninguna otra nación de la Tierra! y a todo lo que significa. Sobre todo, a lo que significa.

Actualización
Por su interés, les pongo un enlace al discurso de Geert Wilders en Nueva York: ¿Quién perdió a Europa?

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 22 de agosto de 2009

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