Hay personajes en la vida política española que merecen el más rotundo de los desprecios. ¡Este es uno de ellos!
Se trata de individuos trepadores a como dé lugar, sin moral alguna que aportar a sus currículos y dispuestos siempre a sangrar la economía de los ciudadanos mediante toda suerte de impuestos a cual más arbitrario y desmedido. Actúan de tal modo con tal de concederse a sí mismos cuanta pompa les permita protagonizar la vida pública, única forma de satisfacer sus egos endiosados y su codicia, que es la actitud de mayor confrontación posible frente al ejercicio responsable de servicio público.
Texto: El corregidor (Firmas invitadas)
Publicado el 28 de octubre de 2009

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