El 16 de abril del año 2004 Batiburrillo inició su andadura como un blog dedicado a la política. Desde entonces, todo un lustro de régimen zapaterino nos contempla. Y lo que es peor, no se le ve el final a una etapa tan calamitosa. Así, pues, poco o nada hay que celebrar. Si acaso, reseñar aquí que durante estos años hemos pretendido denunciar a nuestro modo cuantas infamias y arbitrariedades políticas, tanto del gobierno central como de los diversos estamentos regionales, nos han parecido que debían destacarse.
Nunca hemos ocultado nuestra condición de liberales en lo económico y, por lo tanto, propensos al Estado mínimo. Somos conservadores en cuanto a los valores y tradiciones que la patria española posee en abundancia. Nos anima, igualmente, el respeto a la vida, desde su concepción hasta su extinción por vía natural, de ahí que estemos radicalmente en contra del aborto, de la eutanasia y de la pena de muerte. Por lo demás, somos gente individualista que cree en el trabajo bien hecho, en el mérito y el tesón. Estamos en contra de todo tipo de subvenciones, sea a la prensa, al cine o a cualquiera de las artes, a las que en en todo caso se las puede ayudar mediante una ley adecuada de mecenazgo. Creemos que la educación de calidad, por la que un Estado moderno debe apostar falte para lo que falte, es la única forma de salir del embrutecimiento a que nos ha sometido el peor de los socialismos posibles: el zapaterino.
La separación de poderes, hoy desaparecida, es otra de las reivindicaciones de nuestra agenda. Como lo es el cese de tanto mamoneo nacionalista o el encastillamiento de hasta 17 nacioncitas de diseño que han logrado ya romper la unidad de mercado y la ligazón territorial, llevándonos ahora de la mano hacia no se sabe qué panorama. Todo es trapicheo y codazos entre las regiones y el gobierno central, que permanece de brazos caídos ante lo que no es más que puro chantaje y acaba por ceder ante los más pertinaces de los chantajistas. Todos piden para sí, en exclusiva, lo que discurre por su territorio, como pueda ser el agua. No importa si ésta acaba en el mar y nadie va a aprovecharla. Las regiones exigen, además, una deuda histórica que el Estado les debe y que no se sabe cómo se justifica.
Más que darle continuidad a una nación importante, como es España, los españoles nos hemos convertido en individuos que deambulan por un mercado persa plagado de vendedores corruptos y a cual más desaprensivo. No, no hay mucho que celebrar, la verdad sea dicha. Y aún así, hoy cumplimos cinco años y tenemos la intención de seguir algún tiempo más, si no nos cierran los del Poder.
Autor: Policronio
Publicado el 16 de abril de 2009
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