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| Adviértase que no se trata del Congreso de los Diputados, sino de los IMPUTADOS. |
Otro mes, y cuantos van, con datos terroríficos sobre el número de parados. Coincidiendo, además, con la publicación de diversas encuestas, donde lo más relevante, de lo que reflejan, es la pérdida de confianza del electorado en los líderes de los partidos clásicos, que parecen vivir magníficamente acomodados en su realidad virtual.
Y todo ello motivado por una terrible crisis de todo orden, no sólo económico, a la que no se le ve un pronto final, que puede llevarse al gobierno por delante y también por una escandalera constante, provocada por la sucesión de noticias al respecto de la corrupción que parece asolar al principal partido de la oposición, a la que se le escapa de las manos la posibilidad de ser una alternativa real, más que una simple heredera de la situación.
Prendiendo la desconfianza en el ánimo del electorado hacia los partidos, digamos civilizados a la par que corruptos, la salida que nos enseña la historia no parece que sea la más halagüeña. Y no parece que el panorama invite a pensar lo contrario.
Cada vez más familias sin ningún tipo de ingresos y endeudadas hasta las cejas, grupos, cada vez más numerosos, de inmigrantes deambulando por las calles, sin trabajo y sin el arropo de familia alguna, aumento exponencial de la delincuencia, cuyas principales víctimas son, precisamente, los habitantes de las grandes barriadas obreras, etc.. Y todo ello, en medio de la contemplación de lo relajado que resulta la vida del político y adheridos.
Por lo pronto, parece que el caldo de cultivo, de donde puede surgir el consabido “líder carismático” que mire por los españoles, mostrando con descaro su desprecio por la democracia que nos lleva a la ruina, va estando en su punto. Y sin apenas fútbol en abierto.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 3 de noviembre de 2011

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