Se queja amargamente Elentir de la poca calidad “democrática” de nuestro presidente del gobierno, en estos términos: “Y es que la democracia implica proteger la vida humana, el derecho a discrepar del poder y el respeto por la propiedad privada: tres cosas imprescindibles en un país libre y en las que Zapatero demuestra ser cada vez menos demócrata”.
No tengo por menos que discrepar de Elentir: la democracia es y sólo es un mero mecanismo de alternancia pacífica en el Poder, a través del sufragio. La democracia es un mero instrumento que posibilita, a través de la representación, que un mayor número de personas esté implicado en la toma de decisiones que afectan a todos. La democracia es una mera forma de acceso al poder y no implica necesariamente y en modo alguno un comportamiento de pleno respeto a la vida, la libertad y la propiedad, porque no es algo que tenga que ver con lo democrático, sino con lo jurídico, en el más amplio sentido de la expresión.
Otra cuestión es que la democracia tenga efectos perversos o daños colaterales, que pueden venir propiciados, aunque no necesariamente, por la amplitud del sufragio y el valor igual que se le da a cada voto. Ya sea el de un doctor como el de un iletrado. Ya sea el de una persona íntegra como el de un pervertido.
Y otra cuestión es que el sistema representativo de referencia sea más o menos exigente con la calidad humana de los que vienen llamados a gobernar, legislar o juzgar, algo que tiene mucho que ver con los filtros que se manejen y que en mayor o menor medida impidan, o no, que la mediocridad sea la característica más común en la casta gobernante en un momento y situación dados.
O sea, que en una dictadura, siempre y necesariamente de origen violento, la mediocridad va en su ser, con honrosas excepciones, como la franquista, de la que heredamos, por otro lado, buena parte del armazón jurídico actual, cosa que no tiene porque suceder en una democracia. Aunque cuando sucede, y según en qué medida, la cosa pueda derivar en esta extraña situación que estamos viviendo: democrática, pero perversa.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 26 de septiembre de 2009
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