miércoles, 24 de octubre de 2018

Carod deberá pagar una hipoteca hasta que cumpla 87 años


¿Qué hace falta para que una entidad bancaria le conceda una hipoteca a 30 años a un individuo que no tardará en cumplir los 58 tacos y que además es probable que pierda pronto su principal fuente de ingresos? O dicho de otro modo, ¿ya se han dado cuenta los de la caja de ahorros, al conceder el préstamo, que su nuevo cliente les deberá rembolsar un dinero cada mes hasta que alcance la bonita cifra de 87 años?


Y aún se me ocurre una tercera pregunta: ¿Cómo es que al director de la oficina de la caja o a su director de zona o al presidente de la misma, o a los tres, no les han presentado ya una buena demanda en algún juzgado? Digo esto último, porque al ser una caja de ahorros no hay accionistas que le exijan responsabilidad a la directiva, luego aquí debería actual el Banco de España o la Fiscalía del Estado, siempre y cuando no se aplique de inmediato la doctrina Botín y se coarte una posible acción popular ante un caso claro de colusión en perjuicio de los depositantes.

Es curioso que estas ventajas financieras, tan inalcanzables para la inmensa mayoría de los mortales, sólo se den con semejante descaro a favor de los políticos o los sindicalistas. Especialmente si esos políticos parasitan la vida pública en Cataluña y deciden qué debe ocurrir con las cajas de ahorros, entre las que van a producirse dos o tres fusiones de campanillas y habrá muchos expedientes que pasen a fallido al ser considerados ‘tóxicos’. Lo vimos ya en el caso Montilla y la condonación de deuda de La Caixa al PSC, cuando se evaporó una deuda cercana a los seis millones de euros. Lo vemos ahora cuando, en contra de cualquier consejo de un analista de riesgos, se le acaba de conceder una hipoteca de 625.000 euros y con un plazo de 30 años de amortización a un miembro de ERC.

El agraciado (por qué no me extraña nada) ha sido ese sujeto conocido como Carod-Rovira, pendenciero número uno del anti españolismo más montaraz en Cataluña y enemigo íntimo del actual capitoste de Esquerra, un tal Puigcercós. La rivalidad política entre Puigcercós y Carod tal vez le lleve a éste a contar con muy pocas posibilidades de integrarse en cualquier lista del partido, al menos con opciones de salir elegido. Por tanto, digámoslo claro: Hace muchos años que Carod vive de la política y se le está acabando el momio. Y él lo sabe de sobras. ¿Qué hay oculto en todo este asunto para que el año pasado se le concediera un crédito de más de 100 millones de pesetas? Un hipotecario cuyas cuotas es evidente que no podrá pagar en cuanto deje su actual cargo público, excelentemente remunerado, y se reintegre a su puesto de funcionario en el servicio de Planificación Lingüística, donde como mucho podrá aguantar hasta los 70 años y cobrando el 10% de lo que ahora cobra. 

¿Cómo puede permitirse que ocurran estas cosas? Aparte del tremendo agravio comparativo que supone para el resto de los ciudadanos, lo más destacable es el baldón moral que se adjudica un político que se dice de izquierdas. Claro que, si Carod sabe que en la política tiene los días contados, vengan ollas y baldones. Unas y otros a la espalda. Una segunda conclusión podría plantearse igualmente en forma de interrogante: ¿Cómo es que sigue permitiéndose a estas alturas que en las cajas de ahorros mangoneen de tal modo los políticos regionales? Decididamente, nos ha tocado vivir en un país basura donde sólo se benefician, ¡y en qué cuantía!, los que carecen de escrúpulos. 

Autor: Policronio
Publicado el 11 de enero de 2010

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