Un puñado de noticias recientes aclara aún más el modo de actuar de los zapaterinos. Voy a escoger tres de ellas, casi al azar. 1. “Trabajo ficha a niños de catorce y quince años para maquillar la destrucción de empleo”. 2. “El Gobierno no informó del derrumbe de un túnel del AVE Madrid-Valencia del martes”. 3. "De la Vega presenta en la sede de la ONU en Nueva York el Plan Nacional de DDHH". El denominador común de todas estas noticias se compone, a su vez, de tres características: Ocultación de la verdad por conveniencia política, desprecio o fraude de Ley sistemático y jactancia ante lo que en ningún caso responde a la realidad. Veamos:
Solamente un gobierno que basa su labor diaria en la artimaña propagandística es capaz de incluir a menores de edad laboral en la relación de nuevas incorporaciones a la Seguridad Social. Motivo: Aparentar la creación de puestos de trabajo para evitar quedar como lo que verdaderamente son, unos incapaces. Algo así cataloga al gobierno de tramposo y farsante en grado superlativo, características que se ha convertido ya en pertinaces. Y no digamos nada si del conocimiento público de tal hecho no se deriva el cese fulminante del ministro del ramo, lo cual me extrañaría.
En cuanto a la ocultación del derrumbe de 60 metros de túnel del AVE, ¡nada menos!, accidente que podía haber costado un elevado número de víctimas entre los trabajadores, ahora, tras filtrarse el suceso, se despacha con el calificativo de “incidente menor”. Una valoración muy en la línea del modo de expresarse de la ministra Álvarez y que recuerda a su “Es que Barajas es muy grande”. Y al parecer el túnel es muy pequeño, señora ministra. En cualquier caso, emulando al dicho popular de que el tamaño no importa, digamos que lo verdaderamente serio, y descriptivo de un modo de gobernar, es la ocultación de este tipo de incidentes. Todo sea por la buena imagen. ¡Todo sea por no perderla y conservar el poder!
Y si hablamos del nuevo Plan de Derechos Humanos, que contempla 172 nuevas medidas, tal volumen da que pensar en que aquí, en España, se venía incumpliendo todo hasta que han llegado estos “apasionados” de los derechos. Debo decir al respecto que el primer derecho que echo en falta en la reseña del Consejo de Ministros es el “derecho a la vida”, o lo que es lo mismo, el derecho a nacer, expectativa principal de los seres humanos sobre la cual, al decir de estos desaprensivos, sólo cabe resaltar su insignificancia. Es decir, ni siquiera la nombran.
Y es que tiene su sarcasmo, por no llamarlo directamente perversidad, que en paralelo a la presentación de los DDHH en la ONU, corrupta organización a la que de paso se le facilitan unas cuantas partidas destinadas a las actividades más diversas, e incluso innecesarias, como los “5.000.000 euros… para Estudios, Proyectos y Actividades en el marco del Programa Iberoamericano de Adaptación al Cambio Climático”…, se esté ultimando una nueva ley del aborto, también denominada de plazos, en la que se baraja un mínimo de 12 semanas y un máximo de 18 durante las cuales el aborto será libre. Eso siempre y cuando no se desborden los plazos, que es lo más probable en vista de lo que ahora se hace.
Decía el clásico: “No hay más que tres acontecimientos importantes en la vida: nacer, vivir y morir. No sentimos lo primero, sufrimos al morir y nos olvidamos de vivir”. Si se hiciese forzoso actualizar la máxima al lenguaje de la izquierda que ahora manda, debería hacerse constar que el nacer es de lo más relativo, según convenga; el morir lleva camino de ser una decisión ajena que nada tendrá que ver con la propia voluntad o la salud, y la tercera de las particularidades de la vida, “olvidarnos de vivir”, ha pasado a convertirse en “el derecho al buen vivir” de estos dilapidadores del dinero ajeno y de sus amigachos subvencionados. Y así vamos, de derecho humano en derecho humano, siempre selectivos, siempre con la trompetería a todo estruendo.
Autor: Policronio
Publicado el 15 de diciembre de 2008
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