Desde hace aproximadamente quince años, hasta el año pasado, veníamos apadrinando niños peruanos, a través de la Fundación Intervida. Lo hacíamos porque creíamos que era lo correcto y lo volveremos a hacer, cuando sepamos de una organización de confianza.
Como he dicho, lo dejamos de hacer el año pasado, cuando la referida fundación sufrió una investigación, a causa de un posible desvío de fondos para otras actividades, que no eran precisamente de apadrinamiento.
A los dos meses, tras ordenar al banco que devolviera los recibos mensuales de la referida fundación, tuve una agria conversación telefónica con un responsable de la misma, en la que le dejé muy claro, que una vez se resolvieran las dudas acerca del destino de los fondos, volveríamos a hablar de ello.
El caso es que el tiempo pasa y cuando ya casi me había olvidado del tema, me vuelven a escribir una carta, que ya será papel reciclado. Ni que decir tiene que los dineros que donábamos a intervida se lo damos desde entonces a unas monjitas que cuidan ancianos en un asilo señero de la localidad.
Y cuál es mi sorpresa, que dándole un repaso a lo que se cuece en la prensa digital, me encuentro con esto. Intervida, publicitado en el diario proetarra, Gara. Tan vergonzoso como ofensivo.
Espero que sí todavía esa fundación recibe subvenciones públicas, quién corresponda tome cartas en el asunto.
Pásalo.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 18 de octubre de 2008
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