Magdalena Álvarez, más conocida como "Mi Maleni". |
Se preguntarán ustedes como es que ahora, después de la caña que se le ha dado a Maleni en este y otros sitios, exijamos, más bien supliquemos que Maleni -lo de Magdaleni no cuaja, aunque se empeñe FJL- se quede de ministra de Fomento, al menos hasta que escampe, si es que escampa, que tardará en escampar, a juzgar por las últimas noticias.
Tan sencillo como que mientras Maleni siga al frente de ese Ministerio, como no hay un puñetero duro para aves de carril y autopistas, va a ser difícil que provoque más estropicios de los que ha provocado. Circunstancia, por otra parte, que debería tener muy en cuenta el autócrata de León, si es que quiere salir vivo de ésta. De la brusca desaceleración, no de Maleni.
Ya me supongo que sabrán que la Excelentísima pertenece a un cuerpo, según sus propias y celebradas palabras, a la sazón: el Superior de Finanzas del Estado que, además de las clásicas atribuciones de inspección financiera y tributaria, también ostenta la de intervención, control presupuestario y financiero del sector público, además de la contabilidad pública.
¿Ustedes se imaginan la que podría armarse, si el autócrata de León cesara a Maleni? Pues que como todo lo susceptible de empeorar, empeora irremisiblemente, no puede extrañarnos que la pibita venga a meter el moco en el control y supervisión del funcionamiento del plan de rescate de los bandidos, como, un suponer, Alta Comisionada del Gobierno Para el Seguimiento del Plan. Lo de comisionada no lo digo por las comisiones, que conste.
Y no les digo nada como la cosa salga como por narices va a salir y la doña tenga que dar explicaciones, un suponer, en el Parlamento: “Es que es un plan, que es muuuu… grande”. Que no falte el casshondeo, ea.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 9 de octubre de 2008
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