viernes, 14 de septiembre de 2018

La deslumbrante soledad de Rosa Díez

Rosa Díez, líder del partido UPyD.

Me pregunto cómo es posible que la upeydista Rosa Díez, en solitario, fuese capaz de poner ayer patas arribas todo el Congreso de los Diputados —por supuesto para bien—, hasta el extremo de que los representantes del PP y UPN se sumaron a su iniciativa, en contraposición al propio Partido Popular, que con 153 parlamentarios en sus filas hace mucho tiempo que sobrelleva sesión tras sesión con más pena que gloria.

Quizá la respuesta, desde el punto de vista de un articulista malpensado —situación en la que hay que ponerse para analizar la política de campanario que padecemos—, es que Rosa sabe de sobras que está aún muy lejos del poder y que su única opción de gobierno podría presentarse a medio o largo plazo, de ahí que no le importe soltar verdades como puños en los temas más candentes. De ahí que considere que con cada verdad acopia un puñado de votos destinados a la mejor de las causas: la política honorable.


Mientras que Rajoy, que lo fía todo al deterioro económico producido por este gobierno de incapaces, se diría acosado por el vértigo de dos elecciones perdidas, que al parecer achaca a la radicalidad usada por algunos peperos en la legislatura anterior —casos Zaplana, Acebes, San Gil, entre otros—, más una tercera elección en el aire, puesto que no consigue despegarse en las encuestas como consecuencia de la maestría propagandística de la izquierda zapaterina. Y por lo tanto, sigo hablando de Rajoy, ha decidido ser un nene bueno hasta que los cuatro millones de desempleados —quizá cinco— fuercen unas elecciones generales en marzo de 2010.

Lo que pasa es que para entonces, ahora hablo de la valiosa Rosa Díez, habrá consolidado a su partido a una velocidad de vértigo, ya que nos está ofreciendo a los españoles mucho de lo que queremos oír —nada hay como alargarle el pan a un hambriento—, y la treintena de diputados de UPyD en 2010 —puede que me quede corto—, decidirá de sobras la composición del nuevo Ejecutivo. Es más, si tenemos en cuenta que Rosa suele ir aupada en unos tacones de diez centímetros de ética —calzado nada asequible, por lo antagónico con sus comportamientos, para ambos líderes mayoritarios—, me temo muy mucho que deberá ser otro PSOE y otro PP, si es que pretenden formar gobierno, los que pasen a negociar con Rosa Díez. Es decir, ni Zapatero ni Rajoy parecen llamados a lograr el respaldo de Rosa, deberán ser unos antagonistas políticos menos entregados a la partitocracia y a la inmoralidad asimétrica.

De todo lo expuesto, que no es poco, saco una conclusión: Rosa Díez ha demostrando en menos de un año que la política puede poseer un rostro decente. Incluso, y es lo más, que la política puede obedecer a los deseos reales de los españoles. Ahora solamente me falta que Rosa Díez incluya en su programa la opción del referéndum para los temas que afectan al derecho natural, como el aborto libre, los matrimonios entre homosexuales del mismo sexo, la eutanasia, etc. O bien que influyen en la aculturación ideológica, como la Educación para la Ciudadanía, la Ley de Memoria Histórica… Punto en el que consideraré, de incluirse el plebiscito popular al modo suizo, que UPyD es una opción con todas las de la ley, es decir, de las que no tardarán en contar con mi apoyo para, inicialmente, desalojar a esta detestable clase política. Que luego, ejercida la prioridad de lo importante, tiempo habrá de decantarse por otras opciones más relacionadas con el Estado mínimo.

Autor: Policronio
Publicado el 17 de diciembre de 2008

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