Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, la más próspera de las regiones españolas. |
Esas bandas de paniaguados cuyos miembros dicen de sí mismos ser sindicalistas y defender los derechos de los trabajadores, es decir, unos cuantos miembros de CC.OO y UGT, llevan una temporada manifestándose violentamente en las puertas de los hospitales madrileños, y a veces en su interior, cada vez que el consejero de Sanidad, Juan José Güemes, e incluso la propia presidenta, Esperanza Aguirre, deciden visitar cualquiera de los centros sanitarios de la Comunidad. En esas manifestaciones sindicalistas, Aguirre y Güemes son invariablemente insultados de gravedad y amenazados. Y eso sin olvidarnos de que las bandas citadas, con sus huelgas salvajes o manifestaciones —varias de ellas a favor de personajes como el doctor Muerte—, están entorpeciendo gravemente el funcionamiento de los centros sanitarios.
¿Cuál es la excusa? Los paniaguados afirman que Esperanza Aguirre quiere privatizar la sanidad. Y claro, han encontrado ahí un caballo de batalla para acelerar, mediante la falsedad más descarnada y demagógica (aquí puede verse una muestra), como pueda ser la pérdida de la atención sanitaria para todos si ésta se privatiza, el desprestigio de una señora que va ganándoles las elecciones a los patronos de esos sindicalistas, o sea, al PSOE, o sea, a los que mandan y les subvencionan, o sea, a los que elaboran leyes, como la de Libertad Sindical, según las cuales es posible que solamente en la Comunidad de Madrid haya 3.242 liberados sindicales. Está claro, ¿no?
Unas afirmaciones a las que Esperanza Aguirre ha respondido que la sanidad madrileña seguirá siendo de titularidad pública, como hasta ahora, y que su idea es subcontratar determinados servicios y adjudicárselos a empresas especializadas, lo que está más que demostrado que debe mejorar el servicio en cuestión, además de abaratarlo. En cualquier caso —le he oído decir a Esperanza— "el proyecto está en estudio y podríamos comenzar la prueba por los servicios no sanitarios".
Ahora bien, partiendo de la base de que la privatización me parece de perlas, porque sería una forma de ahorrarnos dinero al no tener que cargar con tanto desaprensivo como accede a la condición de funcionario de la Sanidad o ingresa con contrato laboral indefinido, avalado previamente por los sindicalistas del Comité de Centro —muchos de ellos liberados—, quiero destacar un ejemplo claro como el agua que podría darle la razón a Esperanza:
¿Cuál es la mejor sanidad que existe hoy en día y a la que todo el mundo le gustaría acceder y no puede? MUFACE, la sanidad de los funcionarios del Estado, con libre elección de médicos, especialistas, hospitales y centros de diagnosis en toda España. Sí, MUFACE, de titularidad pública y dependiente del Ministerio de Administraciones Públicas, que es quien ingresa las cuotas. MUFACE es una mutualidad donde la sanidad escogida por sus afiliados se decanta muy mayoritariamente por la opción de compañías privadas, como puedan ser DKV, Asisa, Adelas, etc., concertadas con el propio Ministerio. En esas compañías privadas, tomen nota los suspicaces, además de recibir el mejor servicio en las mejores clínicas del país, no existen las colas de espera, ni para la medicina general ni para los especialistas, e incluso es posible obtener segundas o terceras opiniones de cualquier especialización médica antes de, por ejemplo, ponerte en manos del cirujano.
Pues bien, ¿qué habría de malo en que Madrid lograse algún día ese tipo de sanidad hoy solamente al alcance de unos pocos empleados públicos? Para los ciudadanos en general, nada malo, todo lo contrario; para los sindicalistas y la izquierda en general, que no olvidemos consideran un coto propio cuanto huela a cargo público, sanidad incluida, la pérdida de una de sus madrigueras habituales, donde sacan votos y meten adictos. Dicho con otras palabras, nos encontramos ante la situación típica en que los sindicalistas crean el problema habitual, que comienza siempre con una huelga cada vez más violenta, a fin de ser ellos mismos los que luego decidan cómo se resuelve ese problema. Eso sí, una de las cláusulas del acuerdo que firmen será siempre la de aumentar el número de liberados y aplicarles en su totalidad cualquier complemento, pongamos productividad, como si estuviese en activo.
Pero que conste que Esperanza Aguirre los tiene muy calados y además piensa ganarles la batalla de la información. De momento, la presidenta de Madrid les ha enviado este SMS a los diversos medios informativos, del que me encanta hacerme eco en Batiburrillo:
“Ante las constantes acciones violentas de CC OO y UGT que boicotean actos del Gobierno de la CAM y el normal funcionamiento de los hospitales públicos, q sepas q Aguirre ha construido en UNA legislatura 8 hospitales y 56 centros de salud. Ha abierto 2.894 camas, abierto quirófanos por la tarde y contratado 2000 médicos/En 18 años el socialista Manuel Chaves ha construido en Andalucia dos Hosp. Generales; en C. Mancha 5. En Extrem 9 años sin construir el prometido”.
Conclusión: ¡Qué lástima que nuestra “Dama de Hierro” no estuviese al frente del PP! Con sus fallos, que todos los tenemos, Esperanza les da sopas con honda a personajes amortizados como Rajoy. Esperanza no es lo suficientemente liberal, es posible, pero es la única con opciones de acercarse a un liberalismo gradual y acabar de una vez con este enlodado submundo zapaterino que nos cubre ya hasta las rodillas.
Autor: Policronio
Publicado el 5 de octubre de 2008
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