Casi 200 bandas de delincuentes, que podrían ser consideradas profesionales dado el oficio que practican desde hace años, son las que podemos contabilizar pastando del pesebre que maneja el gobierno amontillado, cuyas consejerías más dispendiosas —hasta un total de cinco, más la Corporación Catalana de Radio y Televisión—, es decir, alarmantemente derrochonas y aficionadas a la arbitrariedad, están dirigidas por ciertos cabecillas de ERC, unas siglas que amparan a los sedicentes republicanos de Cataluña, donde en su día acogieron entusiasmados a los más violentos de los separatistas y a los que siguen tributándoles homenajes, igual que hacen con el mayor desalmado histórico de todos ellos, Lluis Companys.
Pues bien, la característica común de esos centenares de sanguijuelas agrupados en bandas de sanguijuelas (imagen), ya que sería tan inverosímil como injusto definirles de otro modo, es la inclusión en el nombre de la palabra Col.lectiu (colectivo). Los "col.lectius" no poseen ni de lejos una característica fiscal clara como asociación, sociedad mercantil o ONG, sino que simplemente son unos grupos de personas que dicen unirse para defender la cultura catalana y la supuesta lengua propia, pero que en realidad, con la complicidad de la gente de Esquerra, parasitan el erario público y disponen así de un holgado medio de vida. ERC, por su parte, obtiene cientos y cientos de activistas dispuestos a difundir su perversa ideología, basada en un radicalismo separatista al que no le importa practicar la coacción o directamente la amenaza, además de asegurarse unos importantes caladeros de votos cautivos.
Una de esas bandas, denominada L’Esbarzer (El Zarzal), aparece hoy en las páginas de El Confidencial, donde se informa del escándalo que ha supuesto el hecho de que “Un pequeño colectivo independentista catalán se lleva 1,2 millones de euros de las arcas públicas en dos años”. Incluso se añade que: “Este colectivo ya obtuvo importantes ayudas durante los últimos años del Gobierno de Convergència i Unió, en los que, además de una asignación “fija” anual de 63.000 euros, obtuvo otras asignaciones dinerarias por informes que realizaba o por subvenciones directas”.
Pero no toda la malversación facinerosa queda en manos de las bandas que incluyen en su denominación la palabra “col.lectiu”, las hay que con nombres muy diversos roban tanto o más que las otras a los ciudadanos y encima lo hacen escudándose en unos fines claramente cuestionables, por no decir imputables penalmente, como por ejemplo Omnium Cultural, asociación receptora de cuanta subvención sale del gobierno tripartítico —no debo escribir catalán, no se lo merecen— y que se dedica esencialmente a manifestar su aborrecimiento a todo lo español y a pedir el boicot contra los productos nacionales. Y lo más irónico del caso es que estos mismos politicastros que derrochan a manos llenas, en una especie de "el que regala bien vende", luego no dejan de lloriquearle al Gobierno de España, exigiendo más dinero con el cuento de que la Sanidad, el Transporte, las infraestructuras... no están debidamente atendidas por falta de presupuesto. ¡Cómo vais a tener dinero, so canallas sectarios, si ya se ve en qué lo gastáis!
La situación en Cataluña tiene que cambiar a no tardar demasiado, como ha cambiado en Galicia y es de esperar que ocurra otro tanto en el País Vasco. A finales del año próximo, como muy tarde, habrá elecciones en Cataluña. Y aun cuando es lógico pensar que volverán a gobernar los nacionalistas, sea mediante CiU, sea mediante ERC en un nuevo Tripartito, debe comenzar a advertirse un cambio de tendencia que no dé como resultado final un “Parlament” con el 90% de nacionalistas o amontillados. Mientras los votantes catalanes no adviertan que hay miles y miles de parásitos que con las más peregrinas razones viven a costa de sus impuestos, nada podrá hacerse. Espero que el presente artículo, dentro de la modestia propia de un blog como Batiburrillo, pueda ayudar en algo a informar a esos votantes.
Autor: Policronio
Publicado el 10 de marzo de 2009
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