Pasado mañana se cumplirán cinco años del espantoso 11-M, un atentado que acarreó la más horrenda masacre para muchos madrileños y de paso encumbró a uno grupo de políticos incompetentes, mentirosos y arbitrarios que asaltaron el poder bajo la consigna de “los españoles no merecemos un gobierno que nos mienta”. Poder que luego han venido ejerciendo desaforadamente, a mayor desgracia del conjunto de esos españoles a los que se apelaba entonces. Ni en lo económico, ni en lo moral, ni en lo que se refiere a la cohesión del Estado, con voces continuadas de ¡sálvese el que pueda! y ¡aquí vale todo!, estamos ahora mejor que antes del 11-M. Durante este lustro se ha practicado la teoría política del “¡como sea!”, y así nos va, camino acelerado del despeñadero.
El 11 de marzo de 2004 a algunos nos queda claro que se inició la espantosa era de Rodríguez Zapatero, caracterizada por el vivir de rentas de una herencia económica espléndida que se ha malversado al más puro estilo “camarón que se duerme”. Larga etapa la del 11-M para acá que podría ser definida, asimismo, por la acción de unos mandantes —ni siquiera debo usar el término mandatario, que suena bien— dispuestos a darle siempre prioridad a la propaganda o al escándalo elaborado en las cloacas de Interior, a pachas con determinado juez, para ocultar la inutilidad política y el deseo de desquite a través de esa otra aberración denominada "Memoria Histórica".
Si a eso se le suma el conciliábulo permanente con los radicales cismáticos, del que se derivaron pactos de exclusión a lo “Tinell” —con tal de aislar a la derecha— y las negociaciones con unos terroristas etarras que pasaron a ser “hombres de paz”, o el atropello de unas regiones gobernadas por el PP para favorecer a otras que son de la propia cuerda, cuyo caso más sangrante es la supresión del PHN, no soy capaz de concebir un gobierno más impresentable y más dispuesto a presumir de lo contrario. Analizando ministerio a ministerio, todo en el gobierno zapaterino resulta increíblemente injusto si atendemos al alto grado de sectarismo que se practica en ellos y a las numerosas subvenciones derrochadas a manos llenas, incluso en tiempos de crisis profunda, y que van a parar siempre a los mismos.
Y en lo que respecta al propio atentado, se ha de hacer notar que después de tan largo episodio de incertidumbre, nada menos que cinco años, no hay duda alguna de que lo único que se sabe es que seguimos en el mismo punto de desconocimiento. Es más, según Libertad Digital "hubo dos sentencias que desmantelaron la versión sobre la autoría intelectual de los atentados que habían ofrecido las tesis oficialistas, ‘El Egipcio’, Hassan el Haski y Youseff Belhajd fueron absueltos de estos cargos". El Supremo dio un paso más al desligar de manera definitiva la masacre de Al Qaeda. Incluso en la misma crónica se anuncia la aparición de un libro, titulado “La cuarta trama”, en el que el abogado José María de Pablo, presente en el juicio y muy al corriente de todos sus vericuetos, plantea una serie de interrogantes. Y el primero de ellos sería este: ¿Quién organizó los atentados?
¡Seguimos queriendo saber!
Autor: Policronio
Publicado el 9 de marzo de 2009
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